Veinte años después de su última interpretación en las tablas de un teatro, la obra de la heroína liberal, Mariana Pineda (1804-1831), ha pisado este viernes el escenario del Teatro del Revellín para revivir la figura de esta mujer que, a pesar de su breve vida, se convirtió en un símbolo de libertad.
Sobre el escenario, actores de la talla de Álex Gadea, como Pedro Sotomayor; Aurora Herrero (doña Angustias); Fernando Huescas (Pedrosa) o Laia Marull, en el papel de Mariana Pineda, revivieron la historia de este personaje histórico.
Tuvo una muerte injusta, pero fue precisamente su final el que la convirtió en un mito. Silenciada durante los gobiernos absolutistas, ensalzada bajo gobiernos liberales y progresistas, la figura de esta mujer se convirtió en una inagotable fuente de inspiración para poetas y dramaturgos, entre ellos, Federico García Lorca que escribió una obra de teatro en la que recreó su vida.
Nació en Granada el 1 de septiembre de 1804 y su infancia estuvo rodeada de situaciones rocambolescas, empezando por el hecho de que sus padres solo vivieron juntos una vez que ella nació y su padre firmó un documento en favor de su hija cuando supo que padecía una enfermedad crónica.
Poco tiempo después, sin embargo, denunció a la madre de Mariana por haberse apropiado de unos bienes en nombre de su hija. Cuando falleció Mariano, la niña fue entregada a un tío paterno, quien, al contraer matrimonio, delegó sus responsabilidades a una pareja conocida.
En 1819 contrajo matrimonio con Manuel de Peralta, once años mayor que ella y con el que tuvo un hijo y una hija. En 1822, Mariana quedaba viuda y al cargo de dos pequeños. Su difícil situación no fue incompatible con sus creencias políticas que la llevaron a ayudar y acoger en su humilde hogar a distintos miembros del partido liberal perseguidos durante los tiempos del absolutismo de Fernando VII.
En 1829, Mariana daba a luz a una niña fruto de su relación con el abogado José de la Peña quien tardó muchos años en reconocer legalmente a su propia hija.
El 26 de mayo de 1831 a los 26 años fue ejecutada tras ser acusada de tener en su poder una bandera que simbolizaba la lucha contra la monarquía.