Dedican parte de su tiempo a los demás. Su figura es fundamental en la búsqueda de personas desaparecidas y se convierten en una pieza esencial en el puzzle que conforma el dispositivo. Ellos son los integrantes de la Asociación de Voluntarios de Protección Civil.
El 90% de los avisos de casos de desaparecidos les llega a través de allegados que conoce a alguno de los voluntarios. A partir de ese momento se pone en marcha un dispositivo que aúna los esfuerzos de varias entidades. “Nos llega un aviso del tiempo que lleva desaparecido y lo que hacemos es ponernos en contacto con la Dirección General de Protección Civil y el Área de Coordinación y Emergencia y ya se dan los pasos a seguir para poner en marcha un operativo de búsqueda”, explica el jefe de Operativo de la Asociación de Voluntarios de Protección Civil, José Antonio Méndez.
Activar el dispositivo a la mayor brevedad es primordial si se quieren obtener resultados positivos en la búsqueda. Y es que las primeras horas son fundamentales para localizar a la persona. “Las primeras seis horas son vitales y aunque la denuncia esté en proceso, nosotros ya activamos el operativo de búsqueda para no perder ni un minuto”.
Cualquier detalle es decisivo para saber dónde buscar. Desde el lugar o la hora donde se le vio por última vez hasta sus hábitos diarios. Estos datos se recopilan y los voluntarios de Protección Civil se organizan en parejas para peinar, primero un área pequeña que se va aumentando en un radio de 500 metros, aunque siempre volviendo sobre sus pasos para no dejar ningún lugar sin rastrear. “La dificultad que nos encontramos es no tener ninguna información del lugar donde puede estar porque entonces hablamos de una búsqueda brutal, en toda Ceuta”.
Algunos dispositivos, como el de Manuel o Vanesa, les han marcado por el trágico final
Otros obstáculos a los que se enfrentan estos voluntarios son las condiciones del terreno o las horas de luz. “Si se nos echa la noche encima o no podemos entrar en zonas que solo te permite el día, te limita el poder operar en esa área y esos son condicionantes que afectan a la búsqueda”, apunta Méndez.
Sin embargo, en estos operativos cuentan con un aliado muy valioso: los guías caninos K-9. “Si hay matorral alto o zarzales y no podemos pasar, el perro busca una senda de jabalíes y se adentra. Además, el perro tiene un olfato del que carece el ser humano”.
Afri es el nombre de la ‘voluntaria canina’ que los ayuda en las tareas de búsqueda de desaparecidos. “Los guías de K-9 la sueltan y le marcamos la zona por la que va a estar, siempre acompañada de voluntarios de Protección Civil para estar en contacto”.
Son muchos los operativos en los que ha participado Méndez, pero recuerda los más complicados y también los más trágicos: el de Manuel y Vanesa, cuyas búsquedas finalizaron con la localización de sus cuerpos sin vida. Una situación que les marca porque la implicación de estos voluntarios en la búsqueda de una persona desaparecida va más allá que el simple deber de una tarea bien hecha. “Estos dos últimos casos en que se han encontrado con vida es una satisfacción complicada de describir”, confiesa Méndez.
Una labor satisfactoria que actualmente llevan a cabo 25 voluntarios, 25 personas que se dejan su tiempo y esfuerzo para velar por la vida de otros.
Excelente trabajo . Enhorabuena y gracias.