Mayoritariamente encumbrada por la crítica especializada y con un superpresupuesto llega de la mano del reconocido director James Gray Ad Astra, la última película protagonizada por un Brad Pitt que parece encontrarse nuevamente en la cresta de la ola.
Tratándose de una cinta de astronautas y misiones espaciales existenciales, debo decir que quien suscribe se siente marciano con su análisis a contracorriente del grado de satisfacción posterior al visionado de la cinta. Eso sí, marciano pero sincero, así que a riesgo de que me encierre el gremio por hereje, afirmo que se trata de una película pretencioso-contemplativa, lo que suele ser símil de abuso de cámara lenta y minutos de inacción absoluta con miradas absortas (a las que algunos llaman “tristes”; Clint Eastwood diría que son miradas pensando en la nada) con redoble de preguntas clásicas sobre quiénes somos y hacia dónde vamos… Paradójicamente con tantísima secuencia preciosista alargada en el tiempo, el montaje hace flaco favor al desarrollo de los acontecimientos, y en los escasos momentos en los que realmente ocurre algo relevante, tenemos la sensación de que las cosas se precipitan a trompicones para dar paso lo antes posible a otra kilométrica secuencia de filosofía de alto voltaje y mayor lentitud. Arte y preciosismo, que a buen seguro lo llamarán en más de una entrega de premios. De justicia, una cosa no quita la otra, es no negar el prisma intimista y estéticamente cuidadísimo con el que el director retrata el panorama espacial y su opinión sobre la deriva de la raza humana.
Pitt interpreta como absoluto y casi único centro de los focos a un astronauta más estático que un gato de escayola enfrascado en la importante misión de ir a los límites del sistema solar ante la posibilidad de encontrar tan lejos a su padre perdido (Tommy Lee Jones, al que le pega por físico ser el padre de Brad Pitt tanto como a ver un pingüino en el Sahara) hace muchos años, y de paso resolver alguna que otra cuestión que ha quedado en las sombras todo este tiempo.
En resumidas cuentas, la frialdad de la óptica reflexiva y pesimista con la que está hecha esta obra, preciosista también, sí, pero con tendencia a la somnolencia, no ha calado en un servidor, que esperaba más de la película y también de su protagonista. Ya pueden comenzar a pegarme los fans enfebrecidos…
vaya rollazo de peli,mala no lo siguiente.Lenta sí desarrollar nada,por poco me duermo,el sí se durmió,no era para menos..
Terminé con un dolor de cabeza espantoso! Una lentitud desesperante . Unas imprecisiones en cuanto al sistema solar de risa! Y como sortea los obstáculos un simple astronauta raya en lo ridículo! Ahora resulta que es más poderoso que Superman ...
Don Carrasco, no espere nada del séptimo arte, murió, ya no hay arte, solo hay fantasía, recuerdos y nostalgia del cine clásico que nunca volverá, como Sinoe el Egipcio, la Caída del imperio Romano, Guerra y Paz y muchos por numerar que no cabrían en esta página , actores también, como Gary Cooper, Clark Hablé, Greg Gorypec, Robert Redfor, Marlon Brando, Sofía Loren, Audy Herpur y muchos más, Bogard, etc, etc.