Sirva este escrito para comentar la publicación de un nuevo libro titulado “El espíritu de Ceuta” cuyo autor es el presidente de nuestras asociación, José Manuel Pérez-Rivera; se presentará el martes 15 de octubre en la biblioteca del estado en Ceuta. Como indica el artista y erudito libanés Kahlil Gibrán se ama la vida mediante el trabajo y gracias a esta amorosa relación se está en la intimidad con el secreto más recóndito de la vida. Trabajando con vocación amorosa y determinación mi amigo José Manuel encontró una sutil armonía y se dio literal y causalmente de bruces con la Gran Diosa al descubrir un santuario sagrado dedicado a su culto en la calle Galea; las musas le estaban favoreciendo al entrar en contacto íntimo con el espíritu de Ceuta.
Se trata de una que obra rezuma sensibilidad y buen sentido, es apta para soñadores despiertos, espíritus inquietos y almas libres y sobretodo salvajes. Al rebosar optimismo y esperar el amanecer de una renovada conciencia humana será más apreciada en un futuro, que deseo este más próximo que lejano por el bien de todos y de todo aquello que es bueno y merece la pena preservar. Abrir la conciencia a todo lo que queda por conocer y sentir es otra de las aportaciones que podemos disfrutar en estas páginas a través del pensamiento siempre despierto de Henry David Thoreau, el sabio de Concord: “ aun estamos naciendo, y hasta ahora solo tenemos una visión borrosa del mar y la tierra, del sol, la luna y las estrellas…..”. Al conocer sintiendo, este libro, al igual que los románticos alemanes influyeron en Alexander von Humboldt para que incorporara la visión poética al mundo natural conciliando razón y espíritu emotivo, persigue la gesta de facilitar el despertar de los ceutíes para que vivan cada instante de una existencia significativa en vez de acumular años de vida sin sentir el pálpito de la eternidad.
También es una obra amena que tiene el buen criterio de combinar pensamientos profundos con algunos aventuras en la naturaleza litoral de Ceuta siguiendo la senda de los relatos Thoreausianos, por eso José Manuel habla con su amigo el andarríos que le guía hasta los nuevos hallazgos mineros. Con gran acierto se incluyen brillantes interpretaciones mitológicas, como por ejemplo la que hace referencia al Yebel Musa y el Atlante dormido en conexión con la condena de Sísifo a llevar el disco solar hasta el pecho del durmiente. Espero que los lectores disfruten con su visión gnóstica, la relación que hace con la alquimia recuerda al universo mental de los grandes maestros sufíes de la talla de Rumí, que afirmaba ver un océano en una gota de agua y un universo en una mota de polvo.
Descubrir el sentido de nuestra existencia debería ser uno de los pasatiempos y deleites practicados por los seres humanos. Es evidente que no todos hemos nacido para ser chamanes pero si sería reconfortante vivir pensando que la naturaleza actúa sobre nosotros para conseguir esta o aquella tarea bien hecha dándole un propósito a la vida. Me gusta ver a José Manuel como un arqueólogo místico y alquimista del territorio que le vio nacer. Aquel que vea un pensamiento algo obsesivo en su planteamiento sobre el espíritu de Ceuta puede que esté en lo cierto pero ha de tener en cuenta que es una obsesión intelectual hija de la razón y la emoción, con poderosas raíces arraigadas, tanto en pruebas materiales documentadas como en estudios variados e introspección espiritual ordenada. No conozco una obra intelectualmente aceptable que no haya llevado a su autor a respirar y sudar su contenido durante el proceso de elaboración, toda investigación bien hecha es una aventura algo obsesiva.
También llega muy hondo en mi pecho que mi amigo haya identificado el “genius loci” de Ceuta con el mar que lo rodea expresando bellamente que “ la sal marina es portadora de sabiduría y conserva la vida”. La bióloga marina y gran conservacionista norteamericana Rachel Carson escribió sobre el mar muchas páginas cargadas de conocimiento y sensibilidad: “Durante más de tres cuartas partes de la duración de los tiempos geológicos, los continentes estuvieron desiertos y deshabitados, mientras en el mar evolucionaban los organismos que más tarde habían de invadirlos y realizar la epopeya de poblarlos” (El mar que nos rodea: la nebulosa infancia del mar). Es seguro que muchos temas deben ser tratados sobre el mar de Ceuta todavía y nuevas perlas serán descubiertas y engastadas con dulzura y conocimiento poniéndolas al alcance de todos los habitantes de la antigua Septem Frates.
En un mundo y una naturaleza desacralizada con una visión sesgada e interesada del patrimonio histórico y espiritual que lo relega a un mero pasado supersticioso y con un valor exclusivamente estético e historicista es esperable que reinen el conocimiento descarnado y la economía depredadora. En este contexto todo lo bueno languidece, perece y la existencia se convierte en una experiencia monótona, materialista y vulgar. Pero en medio de este ambiente mecanicista hostil a la vida y al espíritu también se encuentran reductos o islas de entendimiento que, como este libro, nos renuevan las ilusiones. El renacer de nuestra ciudad tiene que pasar necesariamente por una mirada inteligente y crítica al pasado que nos proyecte hacia un futuro más brillante, como indicaba Thoreau hay que esperar grandes cosas y no convertirnos en herramientas de nuestras propias herramientas pues todas las cosas buenas son baratas y las malas muy caras así que será mejor apresurarse a ver el panorama del firmamento interior y exterior antes de cerrar definitivamente nuestros ojos mortales. Deberíamos pues escuchar al corazón y naturalizar nuestra ciudad y recuperar el lado salvaje que nos hará más dóciles y felices a todos. Desarrollemos nuestra biofilia Wilsoniana a gran escala proyectando avenidas con laureles y madroños que nos toquen sus ramas y nos embriaguen sus aromas y frutos. Hagamos de la ciudad un hermoso parque asalvajado sin miedo a compartir el espacio con animales mansos y bellos, de esta forma expulsaremos el ruido ensordecedor de las máquinas y lo sustituiremos por una sinfonía de colores y sonidos inspiradores. En medio de toda esta ciudad verdadera se levantará de nuevo el santuario de la Diosa Madre como recordatorio del genuino espíritu de Ceuta. Así elevaremos nuestra ciudad al nivel espiritual de los otros centros reconocidos.
Como se podía esperar, la obra sigue las enseñanzas de Patrick Geddes y nos invita a educar nuestra forma de ver el mundo, aclarando las prioridades del ser humano como entidad mentalmente preparada para ocupar su papel en la obra de la vida; nuestro lugar como élite animal trascendente, cuidadoso y bondadoso con la biosfera; nuestra conversión en ingenieros preservadores de los ecosistemas que nos alimentan física y espiritualmente. Este libro nos enseña que, para disfrutar plenamente de la existencia, hay que tener predisposición e imaginación; no podemos pretender entender profundamente algo de la madre naturaleza y del cosmos sin sentir su magia. Se ha de alcanzar un estado de vibración interior que llega cuando interpretamos los fenómenos que nos rodean con el aliño necesario de nuestra emotividad y con capacidad para proyectar una visión holística de la realidad. Los conocimientos unidos al estado motivacional emotivo nos llevan a la causalidad de los encuentros mientras que el estudio y acumulación de saber sin la elevación nos llevan a la casualidad de los encontronazos. No obstante lo indicado, cualquiera que se asome a estas páginas encontrará pruebas arqueológicas e históricas del carácter mítico y sagrado de nuestra ciudad, contando además como principal herramienta el pensamiento profundo aplicado a una serie de hallazgos tan interesantes como enigmáticos. Para ello el autor contempla la lógica y útil descripción científica manteniendo la distancia pertinente con la realidad terrenal y de esta manera poder percibir lo trascendente y recrearlo con imágenes míticas y, por supuesto, oníricas en algunos casos.
Como bien explica Joseph Campbell la materia del mito se encuentra en nuestros sueños, que es como decir el inconsciente y por ello los mitos deben ser preferentemente explicados más que comprendidos.
Ciertamente la importancia de encontrarse a sí mismo es otro de los logros propuestos en esta obra notable realizada por una mente poderosa.