Aprovechando unas horas libres que deja el periodo más o menos vacacional me encontraba yo mando en mano con El reino en la pantalla (la última cinta de Rodrigo Sorogoyen, para los más despistados), y reflexionaba sobre el poderoso papel protagonista que se marca Antonio de la Torre. Y es que se trata de un actor excelso que merece el reconocimiento del panorama artístico internacional que ya posee, y la admiración que tendrá con la perspectiva que otorga el tiempo.
Tremendamente polifacético y con gran oficio, este camaleón con aspecto de tipo normal y corriente consigue lo que sólo los grandes tienen al alcance de su mano: lograr veracidad en sus interpretaciones, transmitir realismo al espectador desde la naturalidad. No necesita hacer alardes de dietas para adelgazar o engordar 30 kilos, con todos los respetos a Russell Crowe o Christian Bale, que tienen todo el mérito; pero Antonio de la Torre es capaz de ponerte la piel de gallina encarnando a uno de estos que necesitan una transformación radical, ahí tenemos la prueba en Gordos (2009, Daniel Sánchez Arévalo) y hacer exactamente lo mismo en el pellejo de una persona norma, corriente y anodina. Eso le hace grande.
En El reino (este trabajo le valió su segundo de los dos premios Goya que atesora, tras el de AzulOscuroCasiNegro) destaca por la evolución que le da a un personaje que pasa de ser un político de éxito a un golfo de marca mayor para acabar incluso haciéndote empatizar con la idea de que es uno más, pero cabeza de turco. Como la vida misma, y todo eso sin caracterización, con talento actoral y mucho trabajo detrás que no se ve pero se intuye.
Con 13 nominaciones es el actor que más ha optado al Goya, algunos años incluso con más de una por trabajos distintos, que a buen seguro le han lastrado opciones a la hora de llevarse alguno de ellos, y este monstruo camaleónico de 51 años tiene aún un amplio recorrido que vamos a poder disfrutar. Ya ha compartido cartel con lo más granado de nuestro cine (tanto en lo referente a compañeros y compañeras de profesión como en el campo de la dirección) y, obviamente, el trabajo no le falta.
Quién le iba a decir a este malagueño que estudió periodismo (pero ya con alma de actor, siempre lo ha reconocido) y ejerció de tal en Canal Sur que nos helaría la sangre, emocionaría o simplemente nos sorprendería con papeles como los de Grupo 7, Caníbal, La isla mínima, Tarde para la ira o Que Dios nos perdone entre otros muchos muchísimos…
Les propongo elegir una cinta de su filmografía casi al azar y comprobar que al menos su puesta en escena merece la pena verse. No suena pues a exageración admitir que de la Torre es el mejor actor que tenemos en el cine español. La opiniones, opiniones son, sólo faltaba que cada cual piense solito, pero ésta está fundamentada y no es en absoluto descabellada.