Por fin. Lo dice el taxista, lo dice el cliente y lo dicen al fin y al cabo todos los ceutíes.El único taxi que hay en Ceuta adaptado para las personas con movilidad reducida ya está circulando por las calles y su conductor, Ahmed Busecri, feliz. Sabe que hacía mucha falta. El CERMI lo solicitaba desde hace mucho tiempo y ahora cualquier persona puede trasladarse a cualquier lugar en un vehículo de la flota de taxis ceutíes sin tener que depender de transporte privado que en muchas ocasiones ni siquiera se tenía.
Un vehículo adaptado con una rampa que permite a las sillas de ruedas subir sin ningún problema a un amplio espacio. Otro taxi más para todos los ceutíes al fin y al cabo, de cinco plazas, pero sobre el que tienen preferencia las personas discapacitadas en el movimiento. El taxista asalariado más antiguo de todo el país
(“he tardado 40 años en conseguir la licencia”), ha tardado tiempo pero lo ha conseguido. Sabe que este servicio era muy necesario y hasta llegar al día de ayer en que comenzó a conducir su nuevo coche, en su cabeza se amontonan recuerdos de toda su trayectoria profesional. De vocación, historiador. Pero taxista desde que comenzó a ganarse la vida, dice que el secreto para ser un buen profesional es saber mucha historia y conocer la ciudad de arriba abajo y respetar al cliente “y no intentar tomarle el pelo, que en esta profesión hay muchos que lo hacen”.
Nunca olvidará el día que recibió una llamada de Hadú y por unos minutos “la mujer embarazada que me había llamado no tiene a su bebé en mi coche. Ahora el chaval tiene 24 años”. A sus espaldas acumula decenas de historias que le emocionan y aún se angustia recordando el único atraco de su vida profesional. “Prefiero no hablar de ello”, sentencia. Dice que lo mejor y lo peor de esta profesión son los clientes: “Con algunos trabajar da gusto y con otros seria capaz de pagarles para no llevarles”.