Los empresarios de la zona, hastiados del retroceso económico han optado por abandonar sus negocios y, al menos, sacar provecho de la titularidad del inmueble, y lo han hecho arrendando sus naves a aquellos emprendedores que desean iniciar su actividad en la zona.
La respuesta mayoritaria ha procedido de los empresarios chinos que han visto en el alquiler de estos inmuebles una oportunidad de negocio que, para los hasta ahora empresarios del polígono, está más que agotada. Al menos 20 naves del Tarajal, concretamente del polígono de la Chimenea están regentadas ahora por ciudadanos chinos que desarrollan sus negocios en distintas actividades en nuestra ciudad.
Se da la circunstancia de que, a tenor del convenio existente entre España y China, estos ciudadanos disponen de numerosas facilidades a la hora de implantarse empresarialmente en nuestra ciudad. Y es que durante los cinco primeros años de estancia en nuestra ciudad el coste por cualquier tipo de impuestos es cero, lo que supone un margen de ganancias con el que los empresarios españoles no cuentan.
Otro número indeterminado de naves también ha sido arrendada por empresas procedentes de la península y siempre con miras a la exportación de productos hacia Marruecos, según explican fuentes del polígono.
Los empresarios del Tarajal continúan manifestando su malestar por el control efectuado en el polígono, por el cual se prohíbe el paso de clientes hasta las 13.00 horas, una vez cierra el puente del Biutz y los porteadores han concluido su tránsito hacia el país vecino. Las tres horas previas de inactividad, desde la apertura del negocio aproximadamente a las nueve o diez de la mañana, hasta la apertura al público a la una, supone un periodo de inactividad comercial que repercute en la caja de final de mes. En algunos casos, el empresario no ha podido hacer frente a los pagos, llegándose incluso al embargo de la mercancía destinada a la venta, con el fin de hacer frente a las deudas contraídas.
Piden el control de la mercancía
Una de las demandas más reiteradas de los empresarios es la relativa al control de las mercancías que, a diario, entran en el recinto.
Los propietarios de las naves insisten en que esa mercancía, procedente de la península, es la que posteriormente trasladan los porteadores hacia Marruecos. “Muchos piensan que vendemos mucho a los porteadores porque todo lo que pasan nos lo compran, pero eso no es cierto, la mercancía la traen desde la península en camiones y por eso hemos pedido que se examinen esos productos”, aclara uno de los comerciantes.
A pesar de ello, reconocen que se muestran satisfechos del descenso en el número de porteadores, de los 15.000 de hace un año a cifras que oscilan entre 3.000 y 4.000.