En pleno debate nacional sobre si optar o no a una selectividad única hay otro asunto en torno a las pruebas de acceso que colea desde hace algunos años y que no ha obtenido respuesta: el adelanto de la prueba extraordinaria a julio. Cuestión que la Universidad de Granada acaba de recuperar tras pedir a la Junta de Andalucía que el próximo año desaparezcan los exámenes en septiembre.
Desde la entidad nazarí se pretende así acabar con el desfase en el calendario con respecto a la mayoría de los centros universitario del país y que ocasiona desajustes en los estudiantes que deben examinarse en sus respectivas sedes, entre ellos, los ceutíes.
El gobierno de Juanma Moreno ha sometido a estudio la cuestión planteada por la UGR que ampara su demanda, entre otras cuestiones, en el retraso que sufren en las clases los estudiantes que realizan las pruebas de acceso después del verano, ya que, hasta que se publican las notas de corte y tienen opción a entrar en un grado pueden transcurrir semanas o, incluso, un mes desde el inicio de las clases. Otro de los argumentos que esgrime la institución universitaria hace referencia a los estudiantes que van a realizar sus estudios en otra comunidad y que deben esperar los resultados de septiembre ven reducidas sus posibilidades de acceder a los estudios universitarios y les supone incorporarse con el curso avanzado.
En el asunto deben trabajar de forma conjunta la Consejería, de la que depende la universidad (Economía), y la de Educación, responsable de Bachillerato. De darle el visto bueno al informe de la Universidad de Granada, los estudiantes ceutíes de segundo de Bachillerato se someterán el próximo septiembre por última vez a los exámenes de recuperación que a partir del próximo 2019-2020 se celebrarían a finales de junio. El resto de niveles (Secundaria y primero de Bachillerato) se plantearán y estudiarán más adelante.
El adelanto de las pruebas extraordinarias supondrá que los alumnos que cursen segundo de Bachillerato en el 2019-2020 terminarán los exámenes finales del curso en los primeros días de junio. Quienes suspendan, tendrán la posibilidad de recuperar las asignaturas pendientes en la primera semana de julio. Así, entre la convocatoria ordinaria y la repesca transcurrirán unos 25 días. Ese ajuste obligaría a terminar las evaluaciones de segundo de Bachillerato en mayo y, con toda probabilidad, a iniciar el curso antes, en los primeros días de septiembre. Ese adelanto se realizará en paralelo al de las pruebas de acceso a la Universidad. Los estudiantes que superen Bachillerato en la primera convocatoria realizarán las pruebas de la PEvAU a comienzos de junio, y no a mediados de mes, como ocurre ahora.
Quienes suspendan el curso realizarán los exámenes de recuperación en sus respectivos institutos sobre la tercera o cuarta semana de junio, en lugar de esperar a septiembre, como ocurre ahora. Si consiguen aprobar las materias pendientes, se examinarán de las pruebas de acceso a la Universidad en los primeros días de julio. Así, todos los estudiantes encararán el mes de agosto con los exámenes zanjados.
Ese nuevo encaje de fechas evitará que los alumnos ceutíes se vean perjudicados con respecto a los de otras autonomías por el desfase, ya que solo otras tres comunidades españolas mantienen en la actualidad las pruebas de recuperación en septiembre.