Allegro abría este viernes el ciclo de espectáculos de danza que ofrecerán durante todo el mes las academias de la ciudad. Un broche de fin de curso y una prueba de fuego que la academia superó sin quemarse y bien airosa, porque Allegro ofreció un espectáculo cargado de belleza y virtuosismo que hizo del baile más añejo y, en parte, algo maltratado en el nuevo siglo, una verdadera función renovada que recupera todo nuestro folclore en la danza.
El Revellín reventaba minutos antes del inicio, todas las localidades vendidas y muchos con la miel en los labios por no llegar a tiempo. Mientras, entre bastidores, nervios, marcaje de pasos y mucha, mucha, emoción para presentar un espectáculo en el que han depositado todas sus fuerzas, ganas y esperanzas por una disciplina sobre la que proyectan pasión y todo eso sin distinción. Son sensaciones que, cuando se disfruta, no se pierden nunca.
Y cuando se hizo la oscuridad, el silencio arrancó un portentoso número que daba signos de la hora que quedaba por delante. Así, con un tanguillo comenzaba ‘Flamenco por Falla’. Se ciñeron luces que tiñeron de España, su cultura y su folclore a la danza. Con aires renovados pero con la esencia y los cánones del pasado se presentó un espectáculo que ahondó en lo más profundo de nuestras raíces, dotado a su vez de gran rigor y precisión.
Las alumnas profesionales y de grado medio, así como las de piano que dejaron muestra de las técnicas trabajadas durante todo el curso, se ganaron al público desde el instante en que pisaron el escenario. Números todos ellos a destacar por su precisión tanto de los músicos como de las bailarinas, quienes demostraron conocer los recursos para provocar la emoción entre el público.
La academia ofreció una exhibición de técnica y pasión. Ha sido un espectáculo cargado de belleza y virtuosismo que ha hecho del baile más añejo una danza renovada de nuestro folclore.