Que los clásicos estén de capa caída es un mito que el teatro arrastra desde hace años. Sus adeptos son fieles y, más aún, si la propuesta presenta un atractivo adicional que la hace más jugosa, como bien apunta el actor Pablo Puyol, que hoy se subirá a la escena del Revellín para meterse en la piel del detective de ‘Muerte en el Nilo’, la conocida obra de Agatha Christie que con la versión renovada y contemporánea de Víctor Conde atesora ya nueve meses de éxitos y teatros a reventar.
Se encuentran en plena gira por los teatros de todo el país. Trabajan a un ritmo vertiginoso pero Puyol descuelga el teléfono y deja de lado ese ajetreo para que la calma se adueñe de él y de una conversación cercana y afable en la que deja patente una gran humildad y amor por su profesión. De la obra que comenzará a las 21.00 horas en el Auditorio destaca, sobre todo y por encima de todo, “el factor musical”. Una clave que “hace de esta obra una producción potente, hermosa y sensual”. Es ese factor añadido que, en opinión de Puyol, ha conseguido que “se vea a una Agatha Christie como nunca antes en España”.
–Muerte en el Nilo no es un musical pero sí se acerca a él.
–No lo es, pero la función tiene música en directo y casi es un personaje más. Paula Moncada canta como Dios y el pianista Dídac Flores,-en directo son ellos los que están haciendo la banda sonora de esta función- es fantástico. Incluso te diría que la música es otro personaje porque tiene vida propia y le da a la obra un toque particular. Pero no, no es un musical. Los personajes que formamos parte de la obra no estamos cantando durante la función.
–Hablamos de un híbrido que cada vez atrapa a más gente y reúne a un numeroso público en las salas.
–Es una propuesta interesante y en la revisión de un clásico, como éste de Agatha Christie, está bien el ir un pasito más allá. Víctor Conde ha tratado a esta función como si fuera un Shakespeare al que se le da una nueva visión y toques, pero tratándolo con muchísimo respeto. La obra no deja indiferente a nadie pero, además, es una apuesta muy moderna que atrae a un abundante público joven.
–Dice Víctor Conde, el director, que es una revisión contemporánea de la obra. ¿Cuáles son sus ingredientes?
–La propuesta es muy moderna. El decorado no es el típico de una obra de Agatha Christie, que suelen ser más pomposos. Es una escenografía muy sencilla, pero a la par muy efectiva. Es, además, muy visceral. Es una propuesta que incomoda mucho al público, no puedes estar muy tranquilo en la butaca del teatro. Es lo que quiere provocar Víctor Conde, que la gente esté distendida, que entre con nosotros en un crucero súper amigable, súper elegante, con mucho lujo, de gente joven que se lo va a pasar bien, pero que a medida que avance la obra empiece a ser un sitio nada apetecible para estar y de donde todo el mundo quiere escapar.
–En esencia. ¿En qué se parece y se diferencia la obra del libro?
–Se parece en todo, porque no deja de ser Agatha Christie, y se diferencia en mucho porque es una adaptación que nunca antes se había visto, ya que normalmente se le da más importancia al misterio que a los personajes y aquí, Víctor, ha querido sacar a la luz la basura que cubre a toda esa sociedad británica, la parte de miseria que se esconde tras el lujo de los protagonistas. Eso es lo que se pretende enseñar al público para que entiendan por qué alguien puede llegar a matar siendo, entre comillas, una persona normal y teniendo un vida estupenda.
–¿Es muy diferente esa sociedad a la que vivimos hoy en día?
–Son muy parecidas o casi idénticas. Por desgracia se está produciendo un repunte de esa necesidad del aparentar lo es todo. Egoísta, egocéntrica y corrompida, y vamos a peor. Se la da más importancia a cosas absurdas como el poder o el dinero, y no realmente a lo que sí lo merece como el amor. Puede ser un pensamiento muy hippie, pero si pensásemos más así, nos iría mejor.
–¿Le ha ayudado la obra a entender por qué alguien puede matar?
–Creo que eso no lo entenderé nunca, pero sí que hay gente perturbada que en un momento de desesperación absoluta puede llegar a hacerlo. Es algo que no compartiré jamás, pero es verdad que cuando alguien tiene tanta mierda dentro llega un momento en el que no es capaz de distinguir entre el bien y el mal y si le merece la pena cualquier cosa por seguir teniendo dinero y poder.
–¿Qué se va a llevar el público que vaya esta noche al Revellín?
–Un momento fantástico y precioso por todo lo que rodea a la obra, además de tener la oportunidad de disfrutar de una Agatha Christie como nunca antes se ha visto en ningún escenario de este país.