En estos días, hemos asistido al suicidio asistido de María José Carrasco. Su compañero, Ángel Hernández nos dio todo una lección de vida sobre el amor, el compromiso, el respeto, la fortaleza y la ternura. Ángel y María José compartieron treinta años y se prepararon para la batalla desde todas las trincheras posibles; iban a escribir juntos la otra Crónica de una Muerte anunciada.
Hace ya unos años, recordamos el caso de Ramón Sampedro y Ramona Maneiro. Su historia fue llevada a la gran Pantalla. También Clint Eastwood guionizó a un entrenador de boxeo femenino. Su pupila sufre un golpe en la cabeza que le causará daños irreversibles.
Vivir o morir... Soportar gratuitamente el cáliz más amargo de una agonía irremediable prolongada en el tiempo.
Yo quiero ser las manos de Miguel Ángel, formar parte de los amigos de Ramona, desconectar los cables de la boxeadora azuzada por una agonía implacable en una existencia artificial.
El debate de la Eutanasia está en la calle, en las aulas, en los hospitales. Son los políticos los que no pueden lavarse las manos dejando a los profesionales de la medicina amenazados en el Código Penal de las leyes...
No hay mayor derecho que la muerte digna. Todos los que debaten esta posición asumen la tortura en una Ética basada en el egoismo, la insolidaridad y la irresponsabilidad.
Todos hemos conocido o estado cercanos a seres humanos como Ramón y Maria José y todos sabemos de esta desesperanza y desolación existencial.
Las religiones y todo tipo de creencias tienen la obligación de respetar el testamento vital, las últimas voluntades, los últimos adioses. No queda otra... Despedirse en paz rodeados de todo el amor de la gente que nos quiere y a la que queremos. Este último acto, es la acción más altruista y respetuosa con la vida.
Os dejo a vosotros, anónimos y queridos lectores de esta columna mi última voluntad. Sería una imagen para la historia ver a toda Ceuta esposada para pasar la noche en los calabozos de la vergüenza.
(*) Profesor de Filosofía del I.E.S Luis de Camoens.
Preciosa reflexión,muy necesaria para subir el nivel de la ética humanana,individual y colectiva.Gracias