Los transportistas viven atrapados en un particular ‘día de la marmota’. Nada cambia en el puerto de Ceuta por muchas reuniones políticas y policiales que se lleven a cabo. Esta noche la presión ha sido máxima y los intentos de escapada a la península protagonizados por inmigrantes han sido constantes. Un auténtico no parar. Camioneros convertidos en improvisados vigilantes de sus propias cargas para evitar el embarque con gente en su interior.
“Esto no tiene solución”, se lamentan. “Se meten en la chatarra, se suben a los techos. Algún día va a morir alguno aplastado y lo vamos a lamentar”, denuncian los afectados tras una noche de auténtico infarto.
Los inmigrantes aprovechan los camiones con chatarra para colarse entre los amasijos de hierro. Se introducen de tal forma que luego no pueden salir. Tienen que ser ayudados por otros, en esos huecos la vida pende de un hilo. Ya ha habido muertes en el puerto, pero la tragedia sigue rondando por las inmediaciones de un recinto portuario que presenta su cara más endeble, con zonas de seguridad y restringidas que son burladas. Con inmigrantes que se suben en techos de camiones u otros que se cuelan en las cargas a plena luz del día.
“Después, cuando se meten en las cargas, no pueden salir por sus propios medios porque para meterse desplazan la carga ayudándose de barras y otros elementos. Lo que no saben es que cuando el camión echa a andar todo se mueve y pueden ser aplastados sin que nadie se de cuenta”, advierten los camioneros.
Es un no parar. A pesar de las advertencias de transportistas y agentes los inmigrantes no cesan en su actitud. Arriesgan sus vidas pero también se la complican a los dueños de los vehículos que temen encontrarse con un accidente que termine, sin tener culpa alguna, causándole problemas. Piden soluciones ya, están hartos de exigirlas. Pero en el puerto de Ceuta parece que se viva atrapado en un círculo vicioso, en un bucle del que resulta imposible escapar.
Tan fácil como que no se metan donde no deben