Eran las doce de la noche. Estaba sólo en casa. Me advirtieron que no abriera la puerta a partir de las 00.00 a nadie. Justo a esa hora escuché pegar en la puerta. Me quedé sorprendido por dos razones. Una por la hora tan señalada y otra ¿por qué me había dicho ese hombre que me alquiló la casa que no me expusiera en abrir la puerta de la calle?. Mis pensamientos se pusieron en negativo. No podía comprender lo que estaba sucediendo. Pero lo que tenía muy claro que no iba a abrir la puerta bajo ninguna circunstancia.
Volví a escuchar pegar en la puerta. Fueron dos golpes secos. Yo aunque aterrado percibí que eran dos golpes dados justo en el centro de la puerta. Tenía que ser de un hombre fuerte. Me puso esta conclusión más a la defensiva. Me aleje de inmediato de las cercanías de la puerta. Me metí en mi habitación y cerré con pestillo. Estaba realmente asustado. Mi corazón latía a mil por hora. Cerré los ojos y me tape los oídos con la palma de las manos. Sin embargo volví a escuchar otra vez dos nuevos golpes en la puerta con la misma intensidad. A pesar de tener taponados los oídos. Me hizo abrir los ojos de par en par. Mi respiración se hizo más rápida. Era un manojo de nervios. Pero yo no iba a salir de mi habitación que estaría a unos diez metros de la calle. Creí estar muy lejos de donde se sintió los golpes. Me creí a salvo de la fuente del ruido. Pero esto no iba a quedar así.
A los pocos minutos escuché nuevamente dos golpes secos que provenían de la ventana de mi habitación. Sonaba a las cortinas metálicas que tiene las ventanas para sellarlas. Mi cabeza se volvió hacia el lugar donde se encuentra la misma. Justo a mis espaldas. Mi cuerpo estaba temblando. Desde los pies hasta la cabeza. Abrí los ojos y se me querían salir de las órbitas de los mismos. El pánico me engullo. Me bloquee. Pero lo que tenía muy claro era que no iba a abrir la ventana. Aunque en esos momentos no sé cómo hubiera podido moverme. Me quedé inmovilizado unos minutos que parecieron eternos. Y de repente se escuchó dos golpes nuevamente de la ventana. Se me quería salir el corazón.
Me empezó a doler ciertamente en la parte de atrás de la cabeza. Hoy en día diría que es señal de tener la tensión alta. Intenté cerrar los ojos para relajarme un poco, pero era imposible. El pánico me hizo sentarme en el suelo y meter mi cara entre mis dos huesos más largos, los femures. Una postura que me recordaba a mi infancia cuando quería protegerme de algún golpe que me quisieran dar. Conseguí relajarme. E incluso creo que me quede dormido. Ya que cuando escuché ruido en el pasillo también observé que era de día. Ya estaba a salvo. Pensé en voz alta. Y abrir la puerta. Se veía una claridad de primeras horas del día. Eran las ocho menos cinco según mi reloj. En la cocina se encontraba una de las chavalas que vivían conmigo. Me dirigí a ella y le dije si había escuchado algo anoche. Y me confesó que acababa de llegar de la calle había estado toda la noche con su novio. Yo le confesé lo que me había pasado. Y me recordó lo mismo que me había dicho nuestro casero de no abrir la puerta a partir de media noche.
Yo no estaba contento desde ese momento de mi nuevo apartamento donde tenía que estudiar ese año. Pero según mi padre era lo más barato que había encontrado. Desde entonces procure no estar solo por la noche muy especialmente. No volví a escuchar nada raro durante mucho tiempo. Sin embargo me quede sólo durante un largo fin de semana. Me tuve que quedar porque no iba bien en los estudios y tenía que ponerme al día. No podía ir a casa y dejar de lado los estudios. El sábado por la noche sobre las tres de la mañana cuando fui a la cocina para hacerme un café vi como una sombra iba de una parte del hueco donde se tiende al otro lado. Yo sabía que no estaba soñando. Estaba aunque aturdido bien despierto. ¿que había sido eso?. Seguí con el protocolo para hacer mi café pero la verdad que estaba muy mosqueado. Cuando llegó el lunes sobre las 8 y media de la mañana llego mi amiga y le puse al día sobre lo que había visto. Y fue cuando me reveló que le había dicho el casero cuando se quedó una tarde con ella que un chaval hacía ya unos pocos de años se había suicidado en la casa. Y por eso de vez en cuando se escuchaban cosas raras. Fue cuando la verdad me quede un poco mñas tranquilo.
Hice una llamada a un buen colega que se que le gusta estos temas y vino al cabo de dos días. Exploro la casa e hicimos una sesión de espiritismo donde confirmo lo que me había dicho mi amiga. Desde entonces la verdad estoy mucho más tranquilo. Llevo viviendo en esta casa ya 4 años y nunca más he tenido ningún momento de pánico. Creo que mi amigo consiguió que se fuera el espíritu de allí.
Es una historia que me contó un colega hace ya muchos años. Para los curiosos dire que fue en Granada.