Tuvieron que pasar casi cinco décadas para que el carnaval oficial volviera a recorrer las calles de Ceuta. Pero antes de la llegada de la democracia algunos grupos y asociaciones como “Los Biberones”, que salían desde la casa de la familia Orozco, mataban el gusanillo disfrazándose en la cabalgata de las fiestas patronales. También algunas salas de fiestas como el Candelero, la Cueva, Milord… comienza a organizar bailes de disfraces, pero sin salir a la calle
Aquel regreso al carnaval recuperado, tuvo su pistoletazo de salida en 1983, la fiestas tomó las calles tras años de condena, oscuridad y censura. El Ayuntamiento, toma el mando de la organización y lo reinventa, la corporación estaba presidida por Ricardo Muñoz y el concejal responsable de poner toda la maquinaría en marcha fue Juan Lázpita, fijándose los días 25, 26 y 27 de febrero.
El cuartel del Rebellin (actualmente teatro del Revellín) fue el lugar de encuentro con bailes y el Cine Terramar en la barriada de San José como improvisado teatro para que cantaran las agrupaciones. Al concurso se dan cita una comparsa “Renacimiento Caballa” y tres chirigotas “Las Momias currantes”, “El Séptimo de Michigan” y “Los presos diarios de la cuarta galería”. Son invitadas varias agrupaciones de Cádiz.
El día 26 se celebró la cabalgata y fue todo un éxito, se pudo contar por kilómetros los participantes en esta caravana multicolor. Pero también habría que echar la vista atrás y recordar que cuando el carnaval se prohibió hace 80 años, muchos ceuties no permitieron que le arrebataran su fiesta, luchando y celebrándola clandestinamente.
Los numerosos murguistas como Roque Guerrero, Mariano Puig, Pozo, José Moreno, Vilches, Paco Navarro y tantos otros se reunían en una vieja bodega del callejón del Lobo o en la tienda de comestibles de la viuda de Sánchez (lo que fue el Chaplin) para seguir cantando sus coplas.
Cuando las murgas y máscaras ceutíes guardaron sus tipos y disfraces en sus baúles al finalizar los carnavales de 1936, nadie pensó que estos no volverían a salir hasta pasadas varias décadas. La prohibición se hizo evidente, el día 6 de febrero de 1937 cuando en la prensa local se hace público una nota enviada por el Gobierno militar: “Debido a la contienda que libran nuestras fuerzas nacionales para erradicar de la patria la corrupción y para restablecer los valores morales, a partir de esta fecha queda prohibido las fiestas de carnaval en todo el territorio nacional”.
Los murguistas tras la terminación de la Guerra Civil a escondida cantaban sus coplas entre el patio de las gaseosas de Alba, en el callejón del Lobo, el patio de la Tahona, en la plaza de Azcarate y sobretodo se reunían en la bodega que se encontraba muy cerca de donde vivía el gran director y autor de murgas Roque Guerrero.
Seguro que entre piporros y avellanas volvieron a recordar aquellos grupos que sacaron desde los años veinte… “Marineros en seco con los ases de la pantalla” ,“Los representantes del yoyo”, “Los profesores del baile”, “Los jugadores del Golf” ,”Los del Wonder-Bar”, los “Rumbistas mexicanos” y tantos otros grupos junto a otros directores de murgas como Corinto y Pepe Benítez sin faltar tampoco los miembros de estas agrupaciones como Francisco Navarro, Enrique Lara, Juan Pozo, José Moreno, y también se reunían en la carpintería de Antonio Vilches, junto a la tintorería La Catalana.
Tras la proclamación del estado de guerra, Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos; desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y partidos políticos. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas, o simplemente, aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes. En uno de los cientos de consejo de guerra que he investigado para otro trabajo, me encontré con la acusación a un miembro de la UGT de que además de los cargos habituales se le acuso de cantar en la comparsa “Las niñas Republicanas”.
En plena dictadura los murguistas vuelven a las calles
En 1972, nuevamente el director de murgas Roque Guerrero del Peñón recorrió las calles de nuestra ciudad con su agrupación con motivo de la elección de Maja de España. El historiador Alberto Baeza y el concejal Blasco, por aquel entonces formaban parte de la comisión organizadora rescatan aquellas murgas de los años treinta, ensayaron en Radio Ceuta (SER), en las antiguas dependencias de la calle Salud Tejero, confeccionaron dos libretos con las coplas, y estas volvieron a sonar por el Rebellín, con algunos años más, pero con las mismas ilusiones. Cantaron por las cafeterías, plazas y calles, pero los jóvenes al verlos no sabíamos quienes eran y que significaban las palabras, murga, tres por cuatro, presentación o cuplé… Los murguistas que volvieron a salir fueron: Roque Guerrero del Peñón, Enrique Lara y José Moreno como letrista, los músicos Francisco Laserna, Enrique Lara, Antonio Vilches, Antonio Lara y las voces de San Vicente, J. Manuel García, Rafael Lara, Roque Guerrero, Barranquero, Juan Pozo y Manuel Prieto.. Hace unos años pude hablar con una persona que había vivido este entresijo de coplas en voz baja, me refiero a ese gran murguista que fue Mariano Puig: “Recuerdo que estando trabajando en una bodega que existía en el callejón del Lobo, allí se reunían muchos componentes de los que en los a los treinta sacaban murgas como Roque, Pozo, Lara, Moreno, Vilches, Navarro y tantos otros. Tras las barricas de vinos y tocando con los nudillos en ellas a modo de caja, cantaban aquellas coplas que yo he aprendido de escuchárselas. También recuerdo que Roque Guerrero siempre venía con una copla nueva que había sacado a tal o cual motivo, pero estaba claro que estas no salían de las cuatros paredes de la bodega.
El “Carnaval Recuperado” cumple 34 años
Una vez que el carnaval volvió a nuestras calles en 1983 la fiesta arraigó y cada año podemos ver números disfraces por nuestra calles, las agrupaciones han aumentado en número y en calidad, sumándose a las oficiales un buen número de callejeras con unos repertorios dignos de cualquier concurso y los grupos de calle esperan con ansiedad cada año su cita con esa interminable cabalgata con más de dos horas de diversión.
Para entender el carnaval ceutí hay que conocer su historia, recorrer sus plazas y rincones llenas de gente y colorido. En Carnaval cada uno puede ser lo que desee, puede ser bailarina, policía, vampiro, oso o marciano, se puede ser lo que la imaginación les dicte. El Carnaval ha evolucionado a lo largo de la historia, evolución marcada por los cambios que ha sufrido la sociedad ceutí, sus inicios, los bailes y fiestas se organizaban de forma privada por la burguesía empresarial y militar de la ciudad y en las distintas sociedades de tipo recreativo.
Según se sabe a comienzos del siglo XX con la llegada de peninsulares de la baja Andalucía para trabajar en las numerosas obras como el puerto, el nuevo ferrocarril Ceuta-Tetuán o las numerosas fábricas de conservas, todos estos aportaron a los ceutíes sus coplas y sus costumbres de sus pueblos de origen.
En la actualidad los distintos grupos pasean con orgullo el nombre de nuestra ciudad por diversos lugares de la península concursando, estos durante todo el año preparan sus coplas y disfraces, desde el banquero hasta la oficinista, el médico, el ama de casa, la abogada o el cartero ensayan incansablemente para estar preparados. Estos son, sin duda, los verdaderos protagonistas, los que con total dedicación se preparan para que todo esté a punto, los verdaderos artistas
Como dato de ese carnaval “encubierto” recordar que en 1973, el autor y director de comparsas Andrés Peña, organizó junto a otros jóvenes estudiantes del antiguo Instituto Nacional de Enseñanza Media, lo que hoy en día es Instituto Siete Colinas se reunieron para organizar un grupo con ganas de divertirse. Peña gran conocedor de los carnavales de Cádiz, su padre era una persona muy entendida de estas fiestas.
Contaba por aquel entonces con 14 años, pensaron en organizar una murga, como las antiguas de Ceuta, pidieron permiso al director del centro Jaime Rigual y este no puso obstáculo ninguno siempre que le presentaran las letras antes de cantarla para dar el visto bueno. Como Murga Kaos, participaron en muchas fiestas, cumpleaños, comuniones, bautizos y fin de curso, también participaron en la cabalgata de Feria de las Fiestas Patronales en 1976 cuando se llamaban la Murga “Los platanitos caballas”, y en 1978 un partido político los contrató para cantar por barriadas.
En su libro “El disfraz de mi comparsa” narra cómo fueron los comienzos de esta murga: … “Sobre el nombre se barajaron varios. No éramos capaces de ponernos de acuerdo y alguien calificó la situación como de desastre; que hacíamos de todo y todo era un verdadero caos, y Luís dijo ¡Ya lo tenemos!, seremos “La Murga Caos”. Nos quedamos un poco fríos porque el nombre no entraba en nuestros planes pero, al analizarlo más detenidamente, nos gustó. Tan solo sustituimos la “C” por la “K” para darle un matiz más informal y de esta forma nos dimos a conocer”.
Después de celebrarse el Festival en el Instituto como bien dice su director “La fama de la Murga traspaso los muros del Instituto. Manteníamos intactas nuestras ilusiones y acudíamos donde nos llamasen. De repente nuestro primer contrato formal. Nos propusieron actuar en una elección de la “Maja de Ceuta” que se iba a celebrar en la sala de fiesta del “El Candelero”. La Murga estaba formada por Payto, Chiky, Batore, Alfredo, Malla, Ángel –el negro- , Carlos, José, Julio…”
Valeriano Hoyos historia del carnaval desde 1983
Si existe un autor de carnaval que estuvo en 1983 y 34 años después continúe componiendo y dirigiendo agrupaciones es Valeriano Hoyos, recordemos que en aquel primer concurso fueron “Los presos diarios de la cuarta galería”… Ese año sólo ensayaron ocho días y como anécdota principal fue que llevaban un bombo y una caja que se lo dejaron en lo que antiguamente se llamaba la “banda del asilo”. El presupuesto fue de 9.500 pesetas y con el primer premio se llevaron 30.000 pesetas.
En 1984, fueron “Las marionetas de la cuerda floja”, la primera vez que usaban las guitarras, el presupuesto fue algo superior pero no mucho. Compraron bombo y caja. Al año siguiente “Los pintores de la brocha gorda”. En ese año ya se unió Juan Cepero, el célebre Juan Bolillo.
En 1986, “Nos toco el gordo”, al año siguiente “Mariano Lambreta y el pelotón Majareta”. En 1988, descansaron como grupo, y algunos se unieron a la comparsa de Andrés Peña “Pasión Loca”. En 1989 “Sálvese quien pueda…...” En 1990 fuimos “Tarzán chita y un puñado de chiribitas”, en 1991, “El 31 de octubre por la noche te tomas una tila que al día siguiente es la mochila”. Y en esto llego Paco Fraiz y sacaron la chirigota “Los Amigos de Fray Paco” esto fue en 1992.
En 1994 de chirigota a comparsa, “El Fantasma de la Opera”. En 1995 “La Cantinela”, fue la segunda comparsa. En 1996, “La lluvia”, los indios y su danza de la lluvia. En 1997, “Al sur del sur”. En 1998, “Los equilibrista”.
En el año 2000 “La hora de los valientes”, el año 99 no salimos y nos atrevimos ese año con Cádiz. Fueron allí con toda la humildad que hay que ir y les incluyeron en semifinales. En el 2001 “La fiebre del oro”. En el 2004, “Los Whisky a gogo”, chirigota callejera…