El Ministerio de Interior ha publicado el número de entradas de inmigrantes que se ha producido este primer mes del año en Ceuta, así como su comparativa con el mismo periodo de 2018. Se cumple así con el plan de transparencia al que se quiso sumar esta área para dar a conocer los datos relativos a la presión que, de manera específica, afecta a las dos ciudades hermanas y a Canarias.
De acuerdo con estas estadísticas, 63 personas llegaron a Ceuta a bordo de cinco embarcaciones, mientras que en 2018 fueron 45, por lo que se ha registrado un incremento del 40%. En el caso de Melilla llegaron 7 mientras que el año pasado fueron 46, habiendo un descenso del 84,8%. Esto es lo que dice Interior, pero lo que no recoge en sus datos es que, en el caso de Ceuta, la totalidad de los inmigrantes que llegó por vía marítima es argelino o marroquí, y en este segundo caso se trata de personas que querían abandonar Ceuta. Muchos de los casos son inmigrantes que ya están pernoctando de manera irregular en nuestra ciudad hasta que se prepara su salida a la península, por lo tanto esa presión no es tan visual como con colectivos como los subsaharianos que han llegado a desbordar el CETI.
Por vía terrestre, en el caso de Ceuta se ha registrado la entrada de 70 personas, mientras que en enero de 2018 fueron 102, produciéndose un descenso del 32%. En Melilla entraron 438 personas en enero mientras que en 2018 fueron 680, un 242% menos.
Estas entradas no se corresponden con pases por el vallado, salvo contadas excepciones. Son entradas que se han producido bien por el mismo Tarajal con documentación falsa o bien en dobles fondos de vehículos, que han conseguido burlar así los controles del espacio fronterizo.
A nivel general, en cuanto a entradas por vía marítima se ha producido un aumento del 194% y en el ámbito terrestre (algo que solo contempla la Frontera Sur de Europa) el descenso es del 35%.
Esta situación es el claro reflejo de la permeabilidad impuesta en el vallado y la presión ejercida por las autoridades marroquíes incrementando los asentamientos que tienen a modo de campamentos en todos los puntos del vallado.
Salvo un intento de entrada que se produjo por la frontera del Tarajal, ya no se han producido intentos de pase por el perímetro desde el pasado verano, tras las entradas masivas de subsaharianos.