El Zapolyarye requiere de nuevo ayuda humanitaria. La situación del carguero ruso fondeado desde hace 19 días en la Bahía Norte de Ceuta sigue siendo crítica.
Por tercera ocasión, Cruz Roja ha tenido que llevarle alimentos y agua para sobrellevar una estancia no programada, que no saben cuánto más se va a dilatar en el tiempo. La única información reciente que han recibido es que alguno de ellos pronto serán repatriados y están a la espera de que lleguen otros cinco tripulantes que cubran esas plazas.
Sin embargo, diez más han solicitado regresar ya a su país y finalizar con esta situación de abandono. Pero la llegada de nueva tripulación, entre ellos un capitán que sustituya al que ya se marcha, no soluciona el principal problema, que es seguir fondeados en mitad del mar.
No tienen combustible para continuar su camino y de hecho, apenas cuentan con gasoil para tener electricidad con la que mantenerse en el interior del barco. Al cuestionarles cuándo podrán marchar a un nuevo puerto, las respuesta es certera: “No es posible”.
El primer oficial de Zapoylarye, Sergey Filimonov, explica que no tienen suficiente combustible y eso les genera estar parados. Esta situación también provoca que no tengan ni climatización ni suficiente electricidad para mantenerse en el interior.
Apenas el lunes les llegó agua dulce por parte del armador y es que en la actualidad, sólo viven de la ayuda que reciben por parte de Cruz Roja o de empresas que también ocupan a esta entidad para que sirva de intermediario. En esta ocasión, aclaran desde Cruz Roja, ha sido la empresa gaditana Macpherson la que se ha encargado de costear esta compra de víveres, solicitada por Capitanía marítima, y la entidad humanitaria la que se ha ocupado de llevarla hasta el barco.
En esta ocasión ha sido un equipo compuesto por una trabajadora social, un conductor, un marinero y el patrón de la embarcación de Cruz Roja los que han llevado provisiones hasta el carguero, ubicado a dos millas, aproximadamente, de la costa. En cuanto a la situación en el interior del barco, el primer oficial asegura que están bien, pese a las circunstancias.
Agradecen la ayuda aportada por Cruz Roja, ya que de no ser por ellos, no tendrían otra forma de recibir provisiones para mantenerse. La ayuda se ha compuesto de agua dulce para su consumo, así como alimentos básicos para que puedan mantenerse, al menos, diez días más. Se trata de la tercera ocasión que Cruz Roja les lleva comida y la primera que es sufragada por un tercero. La llegada de alimentos es sólo un bálsamo para esta tripulación que no ve fin a esta situación de incertidumbre.
De momento sólo saben que seis de ellos se van a marchar repatriados, pero gran parte de la tripulación también quiere volver a su país de origen, Rusia, después de casi cuatro meses sin rumbo y sin recibir atención por parte de la compañía que un día les contrató.
La coordinadora de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte en España (ITF), Luz Baz Abella, reitera el abandono que está sufriendo esta tripulación por parte del armador, del cual no recibe respuesta ni su sindicato ni la misma tripulación.
Para lograr la repatriación de estos seis tripulantes, los que más tiempo llevaban con su contrato de trabajo vencido, el ITF tuvo que dar parte al seguro obligatorio que cada embarcación debe tener según el acuerdo con el Convenio Sobre Trabajo Marítimo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Se les especificó que de los 20 tripulantes, 19 solicitaban asistencia y la mayoría de ellos su repatriación. “Aunque han tardado en contestar, por fin lo han hecho”, detalla Baz y después de presionar también a la compañía, se confirma que también llegarán cinco nuevos tripulantes a bordo, entre ellos un capitán, con el que desde el ITF esperan “encauzar la resolución del problema”.
“El hecho de que la tripulación haya sido dejada a bordo sin cubrir sus necesidades mínimas es un claro abandono de marinos, según la definición que del mismo hace el MLC. Con el agravante de que el buque está fondeado y ello dificulta más la situación”, lamenta la representante de la Federación. Ésta ha notificado el hecho a la Dirección General de la Marina Mercante y a Puertos del estado, con la finalidad de buscar un puerto donde este buque pueda recalar y desde tierra solventar el problema.
Ceuta, por su calado no es viable, pero ante el cuestionamiento, el ITF no ha recibido tampoco respuesta de ninguno de esos dos organismos. También se le ha hecho saber a la embajada rusa, pero no se ha obtenido respuesta por su parte. Las nuevas noticias traen un relevo parcial de la tripulación, pero la situación crítica del resto parece estar lejos de solucionarse.
La empresa armadora Murmansk Shipping Company no les da respuesta ni a ellos ni a la autoridad competente. “Dicen que la empresa no les informa de nada, que no saben cuándo tendrán combustible ni provisiones. Están desesperados”, traslada Baz, que tampoco ve claro cuando se resolverá el problema.