Las actividades lúdicas son todo un campo abierto para la inclusión y la superación personal. Se trata de una oportunidad para que las personas con alguna discapacidad se puedan desarrollar, por lo que es de agradecer y de premiar que haya asociaciones y entidades que se encarguen de abrir estas puertas para el pleno desarollo y la inclusión de este tipo de colectivos.
Ayer tuvimos dos buenos ejemplos de este tipo de actividades que se piensan de una forma en la que todos puedan participar y contribuir con sus conocimientos. La primera fue la Feria tecnológica y de videojuegos organizada por la asociación Septem Frates, donde has destinado una sección para una demostración robótica, así como las posibilidades de las impresoras 3D. Estuvo encabezada por los usuarios de Plena inclusión, explicando que se trata de una una herramienta para mejorar la vida de personas con discapacidad intelectual.
A pocos metros de la feria, en el Museo del revellín se organizaba la exposición que hoy se inaugura de los usuarios del Programa de Ocio Inclusivo de Ceuta. Una muestra que enseñará el trabajo llevado a cabo entre doce jóvenes con parálisis cerebral o discapacidad motriz y el pintor Antonio San Martín. Él mismo ha reconocido lo enriquecedor de la experiencia, destacando ese ímpetu por querer superarse día a día, pese a sus limitaciones.
Ambas actividades son el ejemplo de que hay cabida para todos y que una participación inclusiva es un ejercicio de aportación mutua.