En el año 2014 unos amigos que había conocido en la península, en talleres de crecimiento personal me animaron a ir a un “festival Osho”, y yo sin pensarlo, fui.
En aquel entonces yo no sabía quién era Osho, y ni siquiera me molesté en leer más de un par de frases sobre él de esas que te encuentras en internet. Fui porque tenía ganas de estar con mis amigos y porque el mundo que estaba descubriendo me encantaba y quería descubrir más.
¡Qué ilusión cuando llegué! Se celebraba en el cortijo Al-hammam, en el desierto de Almería, un lugar precioso, mágico, y allí había más de doscientas personas, personas jóvenes de edad y también algunas personas jóvenes de espíritu.
Y conocí por primera vez las meditaciones Osho, -meditaciones “extrañas” las calificaba en ese momento-, pues no se trataba del concepto de meditar que yo tenía hasta entonces de sentarme en postura de loto y permanecer en silencio (o pretenderlo más bien). Es ideal sentarte en loto y meditar, si te es posible ¡genial! Pero Osho decía que con el ritmo de vida que llevamos eso ya no es posible, entonces diseñó otros métodos; métodos donde mueves el cuerpo, o más bien dejas que el cuerpo se mueva solo, donde respiras de forma caótica, donde bailas y te fundes con el baile, donde haces un simple movimiento de manos pero notas toda la energía del universo, en fin… distintos métodos para lo mismo… acallar la mente y que el centro de tu ser baje desde esa mente parlanchina, al corazón, y de ahí al Hara, un poco más abajo del ombligo, tu verdadero centro.
El caso, es que me sentí viva con cada meditación y con el ambiente tan hermoso y amoroso que experimenté allí con personas a las que no había visto antes, así que continué indagando, leyendo sus libros, viendo sus charlas, haciendo sus meditaciones, y aunque practicaba otras técnicas yo sentía que las mías, eran las técnicas de Osho, sentía que cada cosa que decía resonaba en mí como una certeza que ya sabía y que él sólo me estaba ayudando a recordar, al poco tiempo Osho había dejado de ser para mí un “gurú famoso” para convertirse en mi Maestro.
Tomé Sannyas este mismo año en Sammasati, Pucón-Chile, con Ma Anand Aseema, discípula directa de Osho. Tomar sannyas significa ser discípula de Osho y ante todo tomar un compromiso conmigo misma, con mi crecimiento, con la meditación, con plantearme todo más allá de los condicionamientos sociales, con experimentar, con hacer de mi vida una meditación y vivirla de forma total y como un viaje de principio a fin, donde la muerte será sólo la culminación de mi vida. Aseema me dió como nombre de sannyasin Devadás, que significa Entregada a la Existencia, y aquí estoy… experimentando y aprendiendo a entregarme a lo que la vida me trae cada día, eso incluye dolor, risas, frustración, entusiasmo ¡incluye todo! ¿pero acaso no es maravilloso poder vivir de forma total esta vida que nos ha sido dada? O mejor dicho ¡prestada!
Agradezco enormemente a la existencia haber encontrado a mi guía, a mi Maestro, que me anima a vivir la vida de forma total, a sentir más y pensar menos, a ser más rebelde y actuar conforme a lo que siento y es natural, a disfrutar de mi cuerpo y de mi feminidad, a que lo fácil es lo correcto y nada de eso de que hay que sufrir o ser un mártir, a curiosear con cada situación que se me presenta, a crecer en espiritualidad pero también disfrutar de las cosas materiales, ¡a celebrar! En definitiva, a hacer de mi vida una meditación, a ser Zorba el Buda, un nuevo hombre y una nueva mujer, un ser humano completo.
En las jornadas por el Día Internacional del yoga practicaremos una meditación de Osho, te invito a que compartas conmigo las enseñanzas del Maestro.
Osho nunca nació, nunca murió, sólo visitó este planeta Tierra entre el 11 de diciembre de 1931 y el 19 de enero de 1990.
¡Osho!!!!!
Sí, en Pucón. El centro de meditación se llama Sammasati y mi maestra Aseema.
Me alegra que te llegue el mensaje y te interese aprender de ella, porque es un regalo.
Un abrazo
Gracias Devadas por compartir tus vivencias!! Me encantaría compartir una celebración de Osho. Es importante descubrir nuestro guía espiritual, nuestro maestro ya que es una búsqueda continua de aprendizaje este paso por este mundo, por esta dimensión.
Lindo, Mensaje Cuánto Daría Por Tener Ésa Misma Experiencia Qué Tú tuviste.ojala Pueda Tenerla yo Algún Día Pero De Qué Si Estoy Convencidas Qué Creo En Osho El Es Genial!!
Hermoso testimonio! ¡¡OSHOO!!!
sí, yo también "flipé" a mis 50 años con las meditaciones de Osho que descubrí hace 20 años! Tuve la suerte de asistir al primer Festival de Osho en España, (no tan bonito y sofisticado como Los Baños, no) y allí las practicamos todas.
Muy bien Devadás que hayas tenido oportunidad de darlas a conocer. Ayudan mucho a conectarnos con nuestro interior. Y en las fotos has quedado superbien.
Un abrazo