La comida favorita de las tortugas verdes de Galápagos es la medusa, por lo tanto, donde sea que haya muchas medusas, allí estarán las tortugas.
Desafortunadamente, las bolsas de plástico lucen como medusas cuando flotan en el océano. Si una tortuga ingiere una de estas bolsas sufrirá un bloqueo fatal en su intestino que seguramente resultará en su muerte. También le pasa a otras especies, como las ballenas. Recientemente ha sido una triste noticia la localización en Indonesia de una ballena muerta por la ingesta de 80 bolsas de plástico, lo que le provocó una obstrucción intestinal y con ello, la muerte. Las aves también son grandes víctimas de la ingente cantidad de plástico que se acumula tanto en la orilla y como en el mar.
La advertencia del peligro que conllevan los plásticos para las tortugas y los ecosistemas marinos en general, proviene del Galapagos Conservation Trust, una organización basada en el Reino Unido que apoya proyectos de conservación de tortugas desde 1995.
El Galapagos Conservation Trust ha lanzado un nuevo programa plurianual para reducir el uso de plásticos en el Archipiélago, donde inició una prohibición progresiva de pajitas, botellas y bolsas plásticas que estará plenamente vigente el 21 de agosto de 2018. La medida es promovida por el Consejo de Gobierno de Régimen Especial de Galápagos.
La basura plástica ingerida por las tortugas puede causar un bloqueo intestinal que resulta en desnutrición, reducción en las tasas de crecimiento e incluso la muerte de los ejemplares. Quizás lo más desolador es que las tortugas pueden morir de hambre porque se sienten llenas después de tragar desechos plásticos.
Una investigación de 2015, dirigida por Qamar Schuyler de la Universidad de Queensland, calculó que 52% de las tortugas marinas de todo el mundo han comido desechos plásticos. Un reciente estudio global de la Universidad de Exeter indica que muchas tortugas mueren cada año por la ingestión de plásticos, o se lesionan o mueren después de enredarse en plástico y otros desechos.
La investigación, que abarcó 43 países, halló tortugas enredadas en redes fantasmas de pesca, cuerdas de plástico y de nylon, anillos plásticos de bebidas enlatadas, correas de plástico para embalaje, cuerdas de globos plásticas, cuerdas para cometas, envases de plástico y líneas de anclaje o cables sísmicos descartados.
El profesor Brendan Godley, autor principal del estudio, advirtió que a medida que la contaminación del plástico aumenta, es probable que más y más tortugas se enreden. “La basura marina plástica es una gran amenaza para las tortugas marinas”, dice Godley. “Basados en varamientos en playas, descubrimos que más de 1.000 tortugas mueren al año después de enredarse, en una una estimación muy general. Las tortugas jóvenes y las crías son particularmente vulnerables a los enredos”, añade.
En los últimos años, la población mundial de tortugas ha disminuido. La industria pesquera es una amenaza seria; aunque las tortugas son fuertes nadadoras, a menudo se enredan en artes de pesca. Abatidas por las pesadas redes, se ahogan cuando no pueden salir a la superficie. Otras amenazas incluyen las especies invasoras y la contaminación. Cada minuto arrojamos al océano el equivalente de un camión de basura repleto de plástico. Si el consumo actual de plástico continúa, se espera que la cantidad aumente a un ritmo de dos camiones por minuto en 2030 y cuatro por minuto en 2050.
La campaña ‘Mares Limpios’ de ONU Medio Ambiente se lanzó en febrero de 2017 para aumentar la conciencia global sobre la necesidad de reducir drásticamente la basura marina. El lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2018 es ‘Un planeta #SinContaminación’ por plásticos y tendrá como país anfitrión a India.