Ahora que estamos en época de presentar la declaración de la renta sería el momento de sacar a la opinión publica el asunto de aquellos que, teniendo la residencia en nuestra ciudad, tienen propiedades al otro lado de la frontera. Se supone que parte de esa inversión inmobiliaria que se hace en territorio del país vecino, proviene de beneficios generados en nuestra ciudad, a estos inversores la hacienda marroquí los suelen llamar los "binacionales".
De esto se habla poco o casi nada, dándose el caso de que hasta los funcionaros de Hacienda, en la mayoría de los casos, carecen de la suficiente información sobre este tema, produciéndose la situación de que cuando alguien quiere ponerse al día con el fisco en esta cuestión, no les queda más remedio que acudir al manual para saber más o menos cómo proceder con este tema.
Es curioso que haya familias de mucho arraigo en nuestra ciudad, que cuentan con bastantes propiedades en Marruecos. Por lo general estas cuestiones suelen pasar bastante desapercibidas en Ceuta, a no ser que se dé un caso muy concreto que genere alguna resonancia mediática o algún tipo de fraude que salte a la palestra, mientras tanto mutis por el foro, enterándonos de algo de todo esto en cuestiones puntuales, como que alguien mueva algo el tema por intentar poner en orden su propiedad para que sus herederos no tengan ningún problema a la hora de recibirlas.
Y lo más llamativo de todo este asunto, es que esto no es que se circunscriba exclusivamente al campo de los nuevos nacionalizados, sino que se extiende a otros que, sin control alguno por parte de la hacienda española, pueden disponer de una finca, piso o mansión en Marruecos y estar apuntados en Ceuta para que le den una casa de protección oficial, y lo peor de todo es que amparados en la falta de control que existe, encima se las adjudican.
En este tema de la tributación por el patrimonio inmobiliario que algunos poseen hay mucha tela que cortar aún en esta ciudad. De hecho hay alguna residencia y chalet a la que habría que hacerle un seguimiento tributario mucho más específico, pues se da el caso que a la hora de utilizar los servicios que le presta la ciudad, no se les pone reparo alguno, pero lo que ya no está tan claro es si estos tributan por lo que tienen o por lo que dicen tener.
Son muchas las incógnitas que en este asunto aún quedan en el aire y muy poco interés por darles respuesta. Ya es el momento de que todos seamos iguales a la hora de pagar y que no solo sean aquellos que posean una nómina de funcionario o los propios jubilados a los que les toque pagar los que otros con muchos más recursos económicos se ahorran gracias a trampas y componendas.