[et_pb_section bb_built="1"][et_pb_row][et_pb_column type="4_4"][et_pb_text _builder_version="3.0.64" background_layout="light" text_orientation="left" border_style="solid"]
Menores de ‘La Esperanza’ se forman en el taller de joyería de la Fundación Chocrón, donde hicieron entrega de un colgante fabricado por ellos a Elena Arce, del Defensor del Pueblo
Cuando a Elena Arce, responsable del Área de Migraciones e Igualdad de Trato del Defensor del Pueblo, le pusieron un colgante al cuello ya lo advirtió. Lo pensaba llevar colgado todo el día. No era un colgante cualquiera. Lleva el sello del trabajo, del afán por prosperar, de la esperanza que nace de las manos de acogidos en el centro de menores que han encontrado en los talleres de joyería de la Fundación Chocrón una vía de formación.
El centro de ‘La Esperanza’ y el área de Menores quisieron tener un detalle especial con Arce, aprovechando su estancia en Ceuta para participar en las sesiones formativas enmarcadas en el plan conveniado con la Universidad de Málaga para atender a los niños de la calle. Y ese detalle debía ser especial, por eso la llevaron a los talleres de la Fundación Chocrón para que apreciara, con sus propios ojos, cómo ocho chicos del centro llevan varios meses formándose en sus talleres. Son marroquíes y subsaharianos y todos tienen en común que conviven en el centro de Hadú y que dejan a sus espaldas un periplo impropio de un niño pero demasiado repetido en la frontera sur de Europa.
Gracias a la colaboración de los responsables de Chocrón están aprendiendo el conocimiento más artesanal y puro de la joyería, practicando con la elaboración de pendientes, anillos o colgantes como el que quisieron entregar a Arce visibilizando eso de ‘sí se puede’. Ellos lo encarnan a la perfección: pueden con todo, tienen ganas de aprender, de asimilar conceptos nuevos, de formarse y han encontrado el apoyo y cariño en la Fundación Chocrón que posibilitó la puesta en marcha de este taller después de que entrara en contacto con ellos Nayim, implicado siempre en favorecer que estos menores tengan alguna actividad paralela, algún tipo de salida más allá del día a día en ‘La Esperanza’.
Las generalizaciones más odiosas, los malos pensamientos en torno a los menores extranjeros desaparecen una vez se cruzan las puertas del taller y se contempla el mimo y la querencia de los ocho chicos que participan en este programa por superarse, por crecer y por, quién sabe, conseguir las bases de un futuro trabajo.
La Fundación Chocrón dispone de una trabajadora que sirve de enlace directo con los menores, que trata con ellos en su idioma y que vela porque cumplan con un programa perfilado desde el Área. Además el personal de la Fundación atiende a estos chicos.
Arce se llevó de recuerdo un colgante especial porque simboliza que hay futuro, que las barreras se rompen con el empecinamiento y la lucha común, que detrás de los números y de las estadísticas hay personas y que detrás de ellas hay sentimientos.
[/et_pb_text][et_pb_gallery _builder_version="3.0.64" posts_number="8" show_title_and_caption="off" show_pagination="on" gallery_ids="291836,291837,291838,291839,291840,291841,291842,291843,291844,291845,291846" fullwidth="off" orientation="landscape" zoom_icon_color="#0066ac" hover_overlay_color="rgba(255,255,255,0.9)" background_layout="light" border_style="solid" auto="off" /][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]