La “guerra 3.0” y el control sobre las información fueron algunos de los puntos de la ponencia
Quién está detrás de un ataque cibernético, a quién perjudica o principalmente, por qué se hace. Son algunos de los cuestionamientos que ayer planteó el coronel del área de análisis geopolítico de la Secretaría General de Política de Defensa, Ángel Gómez de Ágreda, en su conferencia ‘Conflictividad geopolítica en el ciberespacio’,durante la última sesión de las XVI Jornadas sobre Geopolítica y Geoestrategia organizadas por la UNED Ceuta.
Sobre la mesa, términos como la ‘guerra 3.0’, que no es otra que aquella que ocupa el ciberespacio como campo de batalla. Una guerra, que tras el análisis del experto, es mucho más barata a nivel económico, pero cuya efectividad supera a cualquier ataque multitudinario en el frente.
Gómez de Ágreda advierte que no siempre se trata de ataques sofisticados, sino que el poder que ha adquirido este tipo de conflictos “invisibles” se debe a la interacción que genera el ciberespacio, donde cada persona está conectada o vinculada a alguna red y cuyos datos vagan por internet, víctimas de quien quiera utilizarlo para algún fin delictivo.
“Se ha acabado el amateur en el ciberespacio” y tal y como advierte, los terroristas los saben. Asegura que no es difícil encontrar en internet manuales, paso a paso, de como cometer ciertos delitos cibernéticos en favor de algún movimiento terrorista o delictivo. “No hace falta que sean informáticos”.
Explica que esta guerra es difícil de detectarse, pues su función principal no es destruir o construir algún objetivo, sino distorsionar la realidad. “Lo que se está haciendo es utilizar todos los elementos del ciberespacio para modificar la forma de pensar de la gente. El proceso es muy gradual, lento y además, como ocurre dentro de nosotros, sin que haya ningún tipo de interacción. Es difícil darse cuenta de eso”.
Habló de los ataques a las instituciones públicas, cuyo principal objetivo ha sido generar falta de credibilidad en la sociedad, “un ataque a la opinión pública”.
Otro de los términos más comentados fue la “infoxicación” o como distorsionar y controlar a las masas mediante la saturación informativa, buscando un comportamiento conductual manipulable. “No quieres construir o destruir algo, lo que se quiere es distorsionar”.
Para ello propone adelantarse a esta narrativa manipuladora, con una mayor educación al respecto, enseñando un pensamiento crítico capaz de distinguir este tipo de elementos que se lanzan y que pretenden alterar la realidad. “Está en juego la estabilidad de la sociedad tal y como al entendemos”, advirtió.