Cuando ahora ya se habla de la apertura del Tarajal II para las próximas semanas, debe entenderse que las negociaciones que mantenían España y Marruecos al más alto nivel, una vez que el asunto dejó de estar en manos de la Delegación del Gobierno, han debido finalizar con un buen resultado. Sin embargo, todavía quedaban algunos flecos, algunos considerados importantes, para que las instalaciones estén en perfecto estado de revista. Para ello es la tan socorrida Obimace la que se ha puesto manos a la obra para solventar las últimas indicaciones que se han recibido de las distintas reuniones que han mantenido la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno. Están eliminando obstáculos para que no haya problemas con el paso de los bultos y además se ampliarán las entradas para que haya una fila de hombres y otra de mujeres. Todo ello con el añadido de haber limpiado una parcela que deberá ser un recinto para la espera de los porteadores, un área de descanso como dijo el otro día el consejero Hachuel, portavoz del Gobierno. Está claro que la Administración General del Estado no se puede quejar de la colaboración que está prestando la Ciudad Autónoma a todos los niveles. Ese entendimiento entre administraciones que se da en Ceuta es difícil verlo en otros puntos de nuestro territorio nacional y ejemplos hay muchos.