Ni las redadas, ni la colocación de concertinas o la elevación de muros frenan los intentos de escapada
La Guardia Civil informaba esta semana del resultado de un operativo en plenas escolleras, que terminó con la localización de 33 marroquíes. En el mismo periodo la Autoridad Portuaria difundía las medidas que está llevando a cabo para mejorar la seguridad en el entorno: colocación de vallas, concertinas, elevación de muros... Pero la inmigración no entiende de trabas y el perímetro portuario además de la zona de embarque se convierten en escenarios continuos de intento de entrada en los barcos.
La Policía expulsó a varios inmigrantes esta semana, hoy la presión sigue presente
Trepan, no respetan su propia integridad física, buscan las horas en las que pueda haber un menor control. A pie de campo el blindaje del puerto queda en evidencia porque la inmigración es más fuerte que la disposición de un sistema que hereda la permeabilidad fronteriza sin igual.
La Policía Nacional expulsó a Marruecos a los detenidos que fueron reseñados como adultos, hoy nada cambia puesto que sigue repuntando la presencia de los sin papeles en este lugar.
No hay voluntad política ni policial de que esto cambie, siempre que voy a coger el barco, no hay ningún cuerpo policial en la explanada de embarque de vehículos y a que se dedica la policía portuaria con una plantilla de 60 miembros, pero los bares de alrededor del puerto sin que están llenos de policías, de vergüenza.