Al haber decidido Gran Bretaña salir de la Unión Europea, cada país, cada colectivo, sacó su bola de cristal para predecir los efectos de tal decisión en la economía, la vida ciudadana y otras facetas.
El referéndum que ha validado tal decisión no tuvo en cuenta la razón principal por la que nació dicha asociación de naciones. Lo cierto es que, después de dos guerras mundiales, un elenco de hombres providenciales crearon por fases, una organización para unir a los europeos y evitar futuras conflagraciones. Así se esperaba, también con la colaboración económica, superar los resentimientos y las desconfianzas, tras aquellas terribles guerras. El ministro francés de exteriores Robert Schuman, el primer ministro británico Winston Churchill, el Canciller alemán Konrad Adenauer, el primer ministro italiano Alcide de Gasperi, el Consejero político Jean Monnet, el político Paul Henry Spaak entre otros, vieron claro lo imprescindible que era estar unidos en el futuro, para evitar otras tragedias. Sin embargo, este importante argumento no se ha tenido en cuenta, a pesar del complemento posterior de la defensa mutua.
Ahora Gran Bretaña, con el brexit, puede pretender en las negociaciones, dejar de contribuir a la Unión Europea por supuesto, beneficiarse del mercado único, que siga siendo Londres el centro financiero, limitar el paso de personas a turistas (no trabajadores comunitarios ni inmigrantes) y alguna otra ventajilla adicional.
Aun reconociendo que la Unión Europea debe iniciar un proceso de reforma con reducción de la burocracia y menor influencia de los Estados, sobre todo Alemania, la decisión británica parece arriesgada porque la aísla aún más de su entorno natural.
Las dificultades que deberán afrontar todos los países europeos, incluida Gran Bretaña para adaptarse a la nueva situación, no cabe duda que afectarán de manera importante a Gibraltar que, con 6,8 Km2 (un tercio de la superficie de Ceuta), volvería a las condiciones del Tratado de Utrecht y, de rechazo, perjudicaría gravemente a la zona española colindante de La Línea y alrededores.
Los temores de Gibraltar
La economía de la Roca creció el año pasado un 10% gracias a su puerto, gran abastecedor de buques en bahía, al régimen económico y bancario que supuso casi la mitad de su PIB, a la baja fiscalidad con unas 20.000 sociedades en activo, al juego on line con 15 casinos virtuales, al aeropuerto con gran tráfico bajo el paraguas comunitario, al turismo de compras o cruceros y otras actividades, todas amparadas en su especial status dentro de la Unión Europea. España tendría todo el derecho a establecer restricciones en la frontera hasta llegar al cierre, argumentando el tráfico de tabaco, alcohol y otros productos o servicios, pero ello no es previsible. Lo que no cabe duda es que la situación de Gibraltar y sus 30.000 habitantes, cambiará de forma radical.
Al dejar de aplicarse los Tratados en vigor, se quebrará su pertenencia al bloque comunitario que abría todas las posibilidades del Mercado Único, a la libre circulación de capitales, personas, a las especiales condiciones aplicadas al aeropuerto y otras ventajas. Convertido así el Peñón, como parte del Reino Unido, en un tercer país para España y Europa, todo irá complicándose, ya que la Aduana se convertirá en una realidad estricta y el paso de personas, incluidos turistas, deberá someterse a los controles entre zonas diferentes. Pasados los dos años que el Tratado de Lisboa establece para negociar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, una gran parte de los 12 millones de visitantes anuales, los miles de vehículos, cientos de camiones o autobuses que cruzan cada año la Verja, deberán someterse a mayores controles y nada será igual. El problema es que ahora todo llega desde España, gracias a las facilidades que otorga la Unión Europea, después habrá trámites como los soportados en Ceuta, pero quizás más minuciosos. Y no hablemos de la sanidad pública española que utilizan los llanitos como ciudadanos comunitarios, las líneas telefónicas y ciertos detalles complementarios
Otro colectivo afectado será el de los trabajadores españoles, más de 4000 y otros 5000 extranjeros que cada día pasan a Gibraltar o los propios residentes en la Roca que utilizan España para su segunda residencia, gracias a las facilidades para cruzar la frontera.
Convendría que los gibraltareños sepieran lo que puede ocurrirles si conservan además su régimen económico-fiscal especial (exención de aranceles, no IVA, impuestos de sociedades muy bajo y sociedades off shore de baja tributación). Les interesaría comprobar que, aun estando en la Unión Europea, los ceutíes soportan estoicamente cinco controles en su vida diaria: dos al entrar o salir del tercer país que es Marruecos, dos más para viajar al resto de España y uno al entrar a la Unión Europea en Algeciras. Y, además, toda una serie de trámites y retrasos que, aplicados a españoles, parecen de ciencia ficción.
Algunas fechas
1704
Gibraltar es ocupado por una escuadra angloholandesa en apoyo del Archiduque Carlos
1713
Gibraltar pasa a la Corona británica por el Tratado de Utrecht
1969
Cierre por España de la Verja de Gibraltar. Supresión de comunicaciones
1982
Se autoriza el paso de peatones por la frontera tras la llegada Felipe González a poder.
1985
Se autoriza también el paso de vehículos
El caso de Ceuta
Esa situación de frontera con un tercer Estado, con dificultades de paso en uno u otro sentido y trabas administrativas para los trabajadores fronterizos, es la que vive Ceuta desde siempre con total naturalidad y con la desventaja de que nuestro vecino, en este caso Marruecos, no dispone de Aduana comercial. Por tanto, pueden los gibraltareños sacar enseñanzas sobre lo complicado que es vivir junto a un país con diferente status. Sin embargo, la diferencia es que la pequeña comunidad que es Ceuta pertenece a la Unión Europea y el país colindante no comunitario es Marruecos. En el caso de Gibraltar es justamente al revés, ya que la reducida ciudad será extra-comunitaria y el gran Estado colindante pertenece a la Unión Europea, lo que puede ser una ventaja para el Peñón.
Y tendrán a su favor la influencia del posible lobby de Gibraltar en Londres o Bruselas y la eficacia de sus autoridades respecto al paso fronterizo, al revés que en Ceuta, donde el caos de la citada frontera, se ha convertido en una auténtica pesadilla para la economía ceutí. Pero es que la sensación de soledad y abandono que se vive en Ceuta, nos ha llevado a perder progresivamente las ventajas de las reglas de origen, a renunciar al arrendamiento de las embarcaciones de recreo, a soportar las agresiones al régimen fiscal y al progresivo intervencionismo de la Aduana local, inexplicable en un territorio franco, junto a otras circunstancias negativas. Ellos, los gibraltareños, cuando España impuso controles en la frontera que consideraron excesivos, recurrieron a la Unión Europea que consiguió desbloquear la situación. Esta alternativa aún no ha sido utilizada por los empresarios ceutíes, con base en el perjuicio que se causa a tantos ciudadanos comunitarios y a la economía local.
Nuestra ciudad deberá estar muy al tanto de lo que se negocie respecto a Gibraltar a partir de ahora, porque ciertas medidas pueden beneficiarnos o perjudicarnos, ya que la Roca es una importante competidora al otro lado del Estrecho. Y no cabe duda que los británicos saben como presionar. Pero lo triste es que, al carecer Ceuta de representación en Bruselas o Madrid, tantas veces reclamada desde estas páginas, ni lobby que presione ante las autoridades, ni gabinete de imagen, ni valoración de lo económico, ni decisión local para exigir reformas a Madrid, la ciudad española seguirá viendo como la Roca quizás consiga lo que se ha negado a Ceuta, la cual continuará hundiéndose económicamente poco a poco.
Otros trabajos del autor relacionados con el tema
En “Problemas y soluciones” (1997) “Ceuta y Gibraltar”, “Ceuta, ciudad cerrada”. En “Ceuta en su laberinto” (2005) “Los comerciantes y las reglas de origen”, “Madrid y Bruselas”, “La ciudad de los cinco controles”, “Gibraltar en el horizonte”. En “Predicando en el desierto” (2010) “Las cuatro ciudades del Estrecho”, “Informe sobre un sistema económico alternativo para Ceuta: apertura de una aduana comercial de parte marroquí, en la frontera”. En “Ceuta, ciudad sin rumbo” (2016) “La batalla de los tres contenciosos”, “Gibraltar, una economía de ida y vuelta”, “Breve visita a la Roca”, “Vista al frente”, “Despilfarro en las nubes”.