La capacidad de ir por el mundo haciendo el ridículo no se les agota a los dirigentes separatistas catalanes.
Parece como si ese fuera el único aspecto en el que sí son capaces y eficaces, porque en todo lo demás han llevado a Cataluña a su nivel más alto de pobreza, endeudamiento y descrédito. Recientemente, en su primera visita oficial al exterior, el president Puigdemont se fue primero a Flandes, donde se entrevistó con su principal dirigente, Geert Bouregois, porque ambos son compañeros de viaje en sus veleidades independentistas. Iba al frente de una pomposa comisión plenipotenciaria, de la que formaba parte su “ministro de asuntos exteriores”, el “canciller” Romeva. Pero como su firme determinación era entrevistarse con los dirigentes de la Comisión Europea y del Europarlamento, pues se fue luego a Bruselas, muy preocupado él en mantener sendas entrevistas con los mismos.
Pretendió entrevistarse primero con el Presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que le dio el primer bofetón en la cara pretextando que no podía recibirlo por problemas de agenda. Luego, se puso el hombre a pordiosear entrevistas con los dos vicepresidentes, Jyrki Katainen y Valdis Dombrovskis, que cada uno le dio el correspondiente portazo en sus propias narices. Tampoco lo recibieron. Lo intentó también con el presidente del Parlamento Auropeo, Martin Schulz, que le dijo que idem de lo mismo. Finalmente, para no irse de vacío, lo intentó con el comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos del que obtuvo idéntico resultado. En resumen, hizo el más grande de los ridículos, no sólo porque todos se negaron a recibirle pretextando problemas de agenda, sino porque, además, tanto ante los medios de comunicación en Bruselas como también después al regreso en Barcelona mintió más que Pinocho en la misma sede del Parlamento catalán.
Primero trató de ocultar tan rotundo fracaso diciendo que “su prioridad no era ver a ningún mandatario europeo, que cuando quiera ver a Juncker, nadie le negaría nunca la reunión”. Pero después se supo que mendigó hasta lo indecible mantener reuniones a todos los niveles, habiéndole dado todos la misma respuesta: No lo recibimos. Trató luego de ocultar la verdad a través de la portavoz del Gobierno catalán, Neus Munté, quien para salir del paso dijo que oficialmente no se había pedido ninguna reunión, que simplemente se había informado de la visita de Puigdemont a Bélgica, invitado por el presidente de Flandes. Y al regreso, fue el propio Puigdemont quien ya mintió ante el Parlamento catalán, cuando sacando pecho para contestar a la pregunta de un parlamentario sobre si había pedido o no alguna entrevista, afirmó reiteradamente que no pidió ninguna. Y añadió: “¿Me pregunta si la pediré?. Sí. ¿Me pregunta si tendrá lugar?. Sí. Y, además, le daré una prueba de que esto pasará. ¿Sabe a quién recibió hace una semana el señor Juncker? Al primer ministro de Kosovo. ¿Sabe por qué es primer ministro de Kosovo? A través de una declaración unilateral de independencia”. A lo que el interpelante le insistió: “Lo que le pido, señor Puigdemont, es que, por favor, no haga el ridículo cuando vaya a Europa, porque cuando usted hace este tipo de posicionamientos y esta clase de actuaciones, no solo se pone en ridículo usted mismo, que aquí es muy libre de hacer lo que considere, sino que pone en ridículo a toda la clase política y, especialmente, al pueblo de Cataluña”.
Pero son tan torpes estos líderes separatistas, que el propio president vino luego tácitamente a reconocer que había mentido, porque terminó diciendo lo duro que Cataluña tiene su trasnochado sueño independentista, para acto seguido lamentarse de que la Unión Europea tratara de seducir con grandes esfuerzos al Reino Unido para que pueda salirse de la UE mediante el Brexit, mientras que luego amenaza a Cataluña con su eventual salida si se declara independiente de España. Y es que, claro, con tan cortas luces no se puede alcanzar a ver más allá de las propias narices, al no haberse enterado todavía de que el Reino Unido puede salirse, si así lo aprueba en referéndum el pueblo británico, precisamente porque ya está dentro como Estado miembro. Y Cataluña, no es que tuviera que salirse, porque nunca ha estado dentro, ni podía estarlo, porque nunca fue Estado miembro de la UE, sino que, si se sale de España, que es la titular del derecho en CE, al salirse de su propio Estado al que pertenece como territorio dependiente, o simple Comunidad Autónoma, pues, automáticamente, la propia Cataluña se quedaría fuera de la UE, pero no porque se le tuviera que echar, sino que la exclusión le vendría impuesta en cuanto se produjera la hipotética separación de España; y lo que luego no se le permitiría sería su ingreso sin la aquiescencia española. Esto último, acarrearía al pueblo catalán graves e irreparables perjuicios irreparables de imprevisibles consecuencias. ¿Por qué los separatistas no cuenta esto a los catalanes?. ¿Por qué tampoco se lo cuenta el Gobierno del propio Estado Español?. Si los catalanes, en general, siempre se han distinguido por ser avanzados, estar formados y ser inteligentes, ¿por qué ahora se han dejado embaucar por el separatismo extremista?. Pues porque sus dirigentes independentistas les están constantemente lavando el cerebro con las supuestas excelencias del una Cataluña independiente, que son simplemente mentira.
Y, en cuanto a las referencias que Puigdemont hizo a Kosovo, en eso ya se ve que está bastante menos instruido que su predecesor y “padrino” Mas, porque al menos éste admitía que nunca el caso kosovar podía equipararse al catalán, ya que aquél había costado una cruenta guerra con más de cien mil muertos, y Cataluña pretendía independizarse democráticamente, aunque tan torpemente derivara luego su trayectoria engendrando y llevando a cabo la célebre “consultita” del 9-N, que era cualquier cosa menos democrática y, además, estaba suspendida por el Tribunal Constitucional; motivo por el que Mas y otros colaboradores suyos están siendo investigados. Y absolutamente nadie puede afirmar que es demócrata, como a todas costa los separatistas catalanes pretenden hacer creer, si luego se quiere declarar la independencia unilateral, “sí o Sí”, “lo quiera o no España”, como Mas ha dicho tantas veces, y que luego ese es el mismo camino igualmente seguido por Puigdemont.
Pero, a sabiendas del estrepitoso fracaso que cosechó en Bruselas, Puigdemont fue a intentar quitarse esa espina al Reino Unido, donde en la sede del Banco de Sabadell en Londres declaraba, que “había visto acreditado, una vez más, el gran interés que despierta el proceso catalán”, por el hecho de que fuera allí sí había sido recibido por el independentista escocés Alex Salmond, único que le concedió una entrevista tras haber estado llamando insistentemente a las puertas de otros políticos e instituciones británicos de mayor relevancia. Iba rodeado de otro séquito con el mayor boato, con cargo siempre al dinero público que pagamos todos los españoles, en su intento maniático-obsesivo de querer a toda costa hacer ver que representa a una “nación” a la que muy pronto quieren convertir en “estado”. Pero, hasta su compañero de viaje escocés en materia independentista, Salmond, se lo espetó: que el caso de Cataluña no es el mismo que el de Escocia y que le recomendaba “consenso” y “acuerdo”, y no proceder de forma unilateral. Y es que el hombre ni siquiera sabía que Escocia había sido un reino independiente hasta el año 1707, que se unió a Inglaterra y Gales por el Acta de la Unión que formó la Gran Bretaña. Y como voluntariamente se unió, pues ahora también puede a voluntad separarse, si así el pueblo lo aprueba, aunque varias veces ya lo haya rechazado; mientras que Cataluña, jamás fue independiente, salvo en los ilusos sueños trasnochados de sus separatista, que por todas parte la ven “soberana”, formando el “imperio catalán” por los que dicen que fueron los “antiguos países catalanes”, a pesar de que nunca pasó de ser un mero condado.
Por cierto, que en el Chatham House de Londres, una catalana dijo le dijo: “Señor Puigdemont, soy Miriam Tey, editora de Barcelona. Soy catalana, y no os puedo llamar presidente porque estáis aquí buscando el apoyo internacional para vulnerar la ley española y romper las instituciones”. Le recordó que no cuenta con el respaldo mayoritario de los catalanes, añadiendo: “Con qué derecho y con qué autoridad pretendéis llevar a los catalanes fuera de la ley en contra de la voluntad de la mayoría, y los dejáis sin la protección de las leyes internacionales y de la legalidad europea y española?. Por favor, no cuestionéis esta mayoría, que queda claramente representada en el plebiscito que los partidos separatistas perdieron el 27 de septiembre con el apoyo de sólo el 37 %”. Puigdemont le replicó obcecadamente que habían obtenido la mayoría, y que: “Esa es mi autoridad”.
Pero bueno, ¿es que a ninguno de los dirigentes separatistas se le cae la cara de vergüenza de presentarse ante una Europa seria y tremendamente democrática, teniendo que arrostrar ante todos el ridículo y la vergüenza de querer acceder a la independencia a través del esperpento de aquella “consultita” con urnas de cartón, votando sin cortinas, sin interventores y sin ninguna clase de control democrático?. Aquello ofendió a la dignidad de cualquier demócrata. Y, ¿cómo pueden la sociedad y el estamento institucional de Cataluña, que siempre se han caracterizado por ser un pueblo culto y serio, permitir un solo día más tal incompetencia e ineptitud políticas, junto a tan pueril conducta de su principal dirigente, que por todas partes rezuma ya mofa y desconfianza?. ¿Es que se podría pertenecer a una Unión Europea democrática y seria haciendo tanto el ridículo, sin respetar la Constitución, ni la Ley, ni el resto del ordenamiento jurídico, ni al Tribunal Constitucional, ni al Tribunal Supremo, cuyas instituciones emanan de un Estado democrático y de derecho?.
¿Qué se puede esperar de este nuevo president, que tiene a gala decir en Europa que “los invasores serán expulsados de Catalunya, como lo fueron de Bélgica, y nuestra tierra volverá a ser, bajo la república, en la paz y en el trabajo, señora de sus libertades y su destino?. Esa es la frase que más ha perseguido a Carles Puidemont. Y, ¿qué hacen los catalanes serios, los empresarios y la influyente burguesía catalana viendo cómo se derrumba su economía, que tanto desgobierno les está llevando a la ruina, que las grandes empresas se marchan, que las inversiones caen en vertical, que su elevada deuda sin el aval del Estado español es tenida como bono basura, y que si no fuera por las ayudas que le proporciona el Estado a través del Fondo de Liquidez Autonómica y que sin ellas Cataluña estaría ya en la bancarrota?. La credibilidad, la reputación y el buen nombre de Cataluña y de los catalanes se desmoronan a pasos agigantados y van en picado hacia abajo generando tanto desprestigio, por culpa de la política separatista, secesionista e independentista de los actuales dirigentes catalanes..
¿Y qué adelantan los separatistas catalanes con toda esa campaña de mentiras y patrañas que por todas partes se inventan, como las célebres “embajadas”, como las de ese llamado Instituto de Nova História creado por la Generalidad que dice barbaridades tales como que Colón, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Hernán Cortes, Diego Almagro, los hermanos Pinzón, Elcano, el Cid Campeador, Erasmo de Roterdam, Leonardo da Vinci, Magallanes, Miguel Ángel y Lutero, pues todos ellos eran catalanes por casta, formación u origen. A Miguel Servet, nacido en Huesca en 1511, lo presentan como “catalán universal”; y el Descubrimiento de América dicen que lo realizó una empresa catalana de la que se apropió España. ¿No serán sólo unos separatistas ayunos en Historia?. ¿Y es que de verdad creen también que no es otra tremenda mentira-barbaridad el estar constantemente haciendo referencia a su otra invención, según la cual Cataluña, Valencia, Islas Baleares, la franja este de Aragón, Andorra, el Rosellón francés, el Alguer italiano (en Cerdeña) y El Carche (en la esquina noreste de Murcia) deberían formar un país diferenciado e independientes que en ocasiones han llegado a llamar “imperio catalán”, con la excusa de fabricar esta entelequia porque en todos estos territorios se emplea el catalán como lengua vernácula?.
Por favor, sean más serios y responsables, que con todo ello lo único que hacen es transmitir al mundo su descrédito y falta de credibilidad, y poner a Cataluña y a los catalanes en el más vergonzoso de los ridículos. Cataluña no es lo que lo que los separatistas son, sino que, en general, es un pueblo muy digno, donde hay gente seria, honesta y de bien.