Apoco que te examines, con sinceridad plena, llegas a la conclusión de que son muchas las ocasiones en las que actúas caprichosamente y que esto es extensivo a la totalidad de los seres humanos. Tenemos la capacidad de decidir personalmente, pero ¿qué es lo que influye en cada una de nuestras decisiones?
Si una persona examina su conciencia con frecuencia podrá llegar a saber el porqué de sus decisiones y corregirse si es que tiene interés en hacerlo. En no pocas ocasiones tratará de aplicarles una justificación que le proporcione algo de tranquilidad. Pero esa especie de tranquilidad tiene un valor residual de culpabilidad y con frecuencia vuelve a nuestra conciencia una llamada a la responsabilidad de la verdad. Nadie está libre de sentir el peso de su responsabilidad. Ésta es algo que ofrece valía al ser humano si sus acciones son buenas. Es bueno hacerse con un puesto de responsabilidad porque ello le permitirá cuidar de las cuestiones importantes con esmero, justicia y abierta sinceridad. Eso es muy bueno pero difícil. La mayor parte de esa dificultad es debida a las características del ser humano que, en concreto, se ocupe directamente de una misión determinada y también será una responsabilidad compartida cuando la labor a desarrollar sea ocupación de varias personas. En cualquiera de los casos – tan diversos– que se dan en la sociedad. cualquiera que sea ésta. siempre aparecerá esa pregunta, ¿por qué hice eso así? Pregunta que no debe dejarse sin contestación bien meditada y sincera; de ello depende la formación continuada del ser humano. Formación que tiende, básicamente. a la mejora de la condición del ser humano para servir a la sociedad con la riqueza de la verdad. Hace muchos años me corrigieron por haber tirado un pequeño papel por la ventanilla del coche en que viajábamos en Estados Unidos. Era en pleno campo, pero la ley también contemplaba la limpieza en ellos. Esa lección no la he olvidado y evito tirar cualquier cosa asuelo y en el campo. Es un pequeño detalle al que cada persona debe dar cumplimiento porque así se favorece la calidad de la vida humana. Hay sin duda otras cosas mucho más importantes y todas deben cumplirse. En estos días nos estamos preguntado - en todo el mundo - por qué tomó el copiloto del avión de pasajeros alemán la decisión de estrellarlo contra los Alpes franceses. Ha sido una catástrofe, intencionada, que ha causado muchas víctimas y gran desconsuelo en las familias de ellas y honda preocupación en todo el mundo. Las hipótesis son muchas y variadas, pero en el fondo aparece la fragilidad del ser humano que no sabe o no quiere hacerse esa pregunta: ¿Por qué debo tomar esa decisión? ¿Por qué...?