Las cifras no cambian. Llevamos años contando lo mismo, con la misma carga crítica, con igual gravedad. La educación en Ceuta sigue atravesando malos tiempos. Los experimentos realizados por los distintos gobiernos nos han llevado a una situación extrema.
Los colegios a los que acuden nuestros hijos para que se les forme y eduque presentan unas infraestructuras pésimas, soportan una carga con la que resulta imposible llevar a buen puerto los sistemas educativos impuestos, quedan marcados por la tacha del fracaso escolar.
Ayer dábamos a conocer las estadísticas de la masificación por aulas, detallábamos las cifras por unidad, perfilábamos un panorama nada positivo para nuestras escuelas y nuestros hijos. Quienes tienen la batuta de la educación parecen ser los únicos que no entienden de lo que el resto vemos. Y no son mentiras, ni versiones marcadas por la presión sindical o la política de turno. Son realidades que podemos ver quienes siendo padres o madres acudimos a diario a los centros escolares y vemos ya no solo las diferencias existentes entre unos y otros (causadas por la política ministerial de años que se ha aplicado en este pueblo) sino las malas condiciones en las que nuestros hijos tienen que recibir la educación porque no hay espacios suficientes, porque las instalaciones ya están viejas, porque se ha eliminado tanto espacio común que los críos terminan formándose en auténticos barracones.
Esto pasa, esto se ha permitido legislatura tras legislatura. No son quejas de los de las 'camisetas', ni de los sindicatos, ni de entidades manipuladas. Son quejas de quienes vemos una realidad bajo un prisma triste y de cierto temor porque está en juego lo que más queremos, por los que luchamos: los nuestros.