La educación está más que abandonada en esta ciudad. Es tal la dejación absoluta permitida por una nefasta clase política durante años y años, que hoy nos topamos con colegios viejos estirados como un chicle para acoger a más alumnos de la cuenta, con profesores cargados de ilusiones que terminan frustrados ante la imposibilidad de llevar a buen puerto sus trabajos, con padres que tenemos que tragarnos nuestras quejas porque sabemos que no hay soluciones inmediatas.
Y en medio de todo esto nuestros hijos, receptores de una educación discriminatoria, víctimas de un clasismo provocado por el propio Ministerio capaz de pemitir que haya colegios que se están cayendo a pedazos mientras a otros nada les falta. Eso es una clara discriminación que no debiera permitirse.
Que la cúpula ministerial no haya dicho nada después de denunciar, hoy incluso con fotografías, que hay colegios en los que los niños no pueden ni quitarse los guantes o el anorak por el frío que pasan es una auténtica vergüenza. Esto sí que es de miserables. No hay derecho que haya niños que pasen una auténtica tortura en colegios con ventanas viejas, sin aislamiento, que se convierten en auténticos congeladores.
Y allí están nuestros niños, cumpliendo con un horario escolar pero sin beneficiarse de unas mínimas infraestructuras. Y ahí está el Ministerio, callado, como siempre, mostrando su dejación característica, su incapacidad manifiesta para tener una educación a la altura, para evitar que se produzcan escenas que son inadmisibles.
Hay quienes incluso han llevado al colegio estufas particulares, pero encima ni pueden encenderse simultáneamente por falta de tensión. Esto es un cachondeo, una falta de vergüenza y de respeto hacia nuestros hijos, que deben tener una garantía mínima, que deben recibir unos servicios con todas las de la ley.
Este tipo de denuncias son las realmente importantes, las que debieran provocar una intervención rápida. Pero incongruentemente solo obtienen como respuesta el pasotismo, el mismo que durante años y años ha marcado los designios de la educación en Ceuta hasta el punto de provocar una merma en los centros que ha dado pie a la situación actual.
Sí, sobre la mesa hay alternativas para disponer de más plazas. Pero eso no es excusa para la imagen dada y para el desprecio que se está teniendo hacia nuestros escolares.