Como es sabido, el General Varela fue una de las figuras más ilustres de Regulares y del Ejército español. Ingresó como Soldado de Banda y llegó a Capitán General y Ministro del Ejército. Fue distinguido con las máximas condecoraciones militares, al haber ganado dos Laureadas de San Fernando en la pacificación del Protectorado en Marruecos.
Casi toda su vida militar hasta Coronel la hizo en Regulares nº 4 de Larache. Creó la “Harka Varela”, con la que hizo frente a los rebeldes rifeños utilizando sus mismas formas de combate. Pero hoy no se trata de glosar aquí su trayectoria militar, sino de poner de relieve un aspecto personal y humano poco conocido: la ilusión, el entusiasmo y el patriotismo con que su madre vivía todas las vicisitudes de su hijo en combate, aunque siempre temerosa del enorme peligro que le acechaba (como cualquier madre), pero eufórica, muy orgullosa y honrada por los éxitos militares de su hijo, que ella misma vivía día a día animándole como si de un compañero más se tratara.
José Enrique Varela Iglesias nació en San Fernando (Cádiz), el 17-04-1891. Era de carácter abierto, campechano, vivaracho y espabilado. Su franqueza y sencillez le hacían abrirse al primer impulso del deseo. En 1910 ingresó como Soldado en Infantería de Marina. Ascendió a Cabo y en 1911 a Sargento. En 1913 ingresó en la Academia Militar de Toledo. Su padre, Juan Varela Pérez, fue Suboficial y falleció cuando Varela estaba en el tercer curso de la Academia, sin que pudiera verlo salir meses después de Oficial. Su madre era Carmen Iglesias Pérez. Él perteneció a la XIX Promoción, que eran 472 y murieron en combate 285. Fallecido su padre, Varela asumió la carga familiar, y escribió a su madre: “Dices, mamá, que te sirve de consuelo que me ofrezca a mis hermanos. Pues, ¡no faltaba más!. Este es mi deber como hermano, ya que papá se sacrificó por mí. La desgracia será sufrida moralmente; pero yo evitaré que lo sea materialmente. Tú por eso no te apures”. Tuvo dos hermanas: Carmen y Elena.
Su madre guardaba devotamente todas sus cartas. La familia quedó muy en precario tras la muerte del padre. Y escribió a su madre: “Mando 5 duros todos los meses, porque ya sabes, son 2 de campamento, 1 de lavandera, otro para unirlo a los 15 y completar los 16 que pago al señor Martín, y otro para sellos”. En otra: “Cuando puedas, me mandas los 48 que quedan de los que me haré lo imprescindible, pero tú me dirás si puedes reunirlos o no. No compro capote, ni revólver, ni pañuelos, ni me hago la capa, que es tan bonita…”. Su primer destino fue Melilla. En julio de 1915 cobró su primera paga: 161,91 pesetas, que con el 50 % de bonificación en septiembre ya fue de 211,61 líquidas. En 1916 fue destinado al Grupo de Regulares nº 4 de Larache. Allí coincidió muchos años con mi paisano José Ledo Rodríguez, de Mirandilla, del que me ocupé en dos artículos anteriores. Desempeñaron los mismos puestos: Teniente Ayudante, Capitán de la misma Compañía y mismo Tabor, aunque en distintos tiempos.
La primera Laureada le fue concedida tras entrar el primero en la cueva de Ruman en Muires, Larache, donde se refugiaba el enemigo que tanto les hostigaba y tener que luchar cuerpo a cuerpo, habiendo tenido él 16 bajas y los rifeños 26. Su madre recopiló todos los recortes de prensa en una carpeta titulada: ”Actos heroicos de mi hijo”. Él escribió a su madre: “¿Sabes lo de la Laureada?. ¡Si viviera papá…!. Me parece demasiada Cruz y yo no lo creo hasta que no lo vea”. El 17-11-1920 le fue impuesta. Se le tributó un cálido homenaje en San Fernando por amigos y vecinos. Se acordó llevar las flores que adornaron la mesa presidencial del acto a su madre, quien al recibir el ramo dijo: “Mi hijo no ha hecho más que cumplir con su deber”. Con ocasión de serle concedida la segunda Laureada por la ocupación y defensa de Abdama, Varela dijo a su madre: “Firmó Rey Laureada. Abrazos Enrique”. El 23-12-1921 Varela llegó a San Fernando, tras haber sido recibido en Madrid por los Reyes. Le tributaron varios homenajes. La comitiva oficial le acompañó a casa y cumplimentó a su madre. Varela comentó las atenciones que había recibido del Rey, y entregó a su madre una fotografía dedicada por la Reina Mª Cristina, en la que la felicitaba por su heroico hijo. Su Jefe de Regulares, Teniente Coronel González Carrasco, envió un telegrama de felicitación a la madre, informándole que a su hijo le habían regalado las autoridades un sable y Regulares de Larache la Laureada.
El 28-04-1921 Varela relataba una operación a su madre: “Iba de Ayudante de Carrasco…Pienso que éste ha sido el combate más duro que hemos tenido por Larache: Carrasco herido grave en la pierna; dos de los Comandantes de Grupo heridos también y 17 Oficiales más, de Regulares todos, y 10 entre Policía y otros Cuerpos. Hasta el Comandante de Estado Mayor herido”. (Carrasco fue también Jefe de mi paisano José Ledo). Volvía a escribir a su madre, tras haber sido herido de gravedad: “Estoy contento con mi nueva suerte: era lo único que faltaba para ser un militar completo, haber sufrido por la Patria”. Era su primera herida. Como tenía la pierna amoratada y con síntomas de gangrena, el Dr. Del Buey decidió amputársela. Pero Verla se negó: “De ninguna manera. Prefiero morir mil veces de una muerte gloriosa que vivir toda una vida inválido. De ningún modo consentiré que me corten la pierna”. El Dr. insistió y Varela también: “Nada Dr., no se preocupe, la pierna es mía y por lo tanto soy yo el que arrostra toda la responsabilidad. No se canse en convencerme porque de ninguna manera me prestaré a ello”.
El médico preguntó si tenía padre. Varela le dijo que no, y que no podía darle ese disgusto a su madre. Le añadió: “Llame a mi Jefe, Teniente Coronel González Carrasco y bajo su responsabilidad y la mía se acuerde que no me corten la pierna”. Varela escribía a su madre desde la cama: “No puedes imaginarte, mamá, lo que ha impresionado el asunto de Melilla. España debía sentir en estos días un recogimiento piadoso” (Por lo de Annual”).
El 12-09-1921 telegrafiaba a su madre, al concedérsele la segunda Laureada: “Firmó el Rey Laureada. Abrazos Enrique”. Y el 11 de octubre volvía: “Una gran alegría: Ayer, 11, me recibió el Rey de una manera tan cariñosa tuvo en la Regia Cámara media hora. Yo fui en automóvil a las 12,30 hrs. y en el acto, dándome preferencia a cuantos debían tener audiencia, fui recibido. Sentados vis a vis y fumando conté a nuestro monarca cuanto me propongo y todo cuanto diga es poco. Según el Jefe del Cuarto Militar el recibimiento dispensado por S.M. ha sido uno de los más cariñosos que ha visto. Terminó el Rey abrazándome y presentándome a La Cierva… Es una fecha para mí memorable y mi suerte grande, pues todo me va saliendo muy bien”. La Cierva le comentó: “Este es un caso hermoso, y celebro que el indomable valor de este Oficial haya merecido la doble respuesta para la Cruz Laureada”. El 15-10-1922 le impuso el Rey en Sevilla las dos Medallas, y hubo la entrega de una Bandera y la Medalla Militar colectiva a Regulares nº 4 de Larache. En el almuerzo el Rey dijo a Varela: “Varelita, ¿quieres ser Duque de Rumán o Marqués de Abdama?. Te lo tienes bien ganado”. Varela contestó: “Vuestra Majestad acaba de darme el nombre que más me agrada. Se lo agradezco en el alma Señor, pero prefiero seguir siendo Varelita”. Lo nombró Gentilhombre de Cámara con ejercicio, y cuando murió en 1951 de leucemia en Tánger recibió el título de Marqués de Varela.
Regresado Varela de la imposición de las Medallas en Sevilla, al llegar a Ceuta el 23-10-1922 envió a su madre: “Contentísimo de haber honrado apellidos padres. Escribo. Enrique”.
A finales de noviembre Varela fue a Madrid a agradecer al Rey que le hubiera nombrado Gentilhombre. Entrevistado en Córdoba, dijo: ”El que como yo ha recibido de la Patria tan altas recompensas, no tiene derecho a faltar un solo momento del mejor en que mejor pueda servirla”. El 24-03-1925, a dos kms. de Tissi Aza, Varela y su Harka destruyeron un cañón que llevaba dos años martirizando las líneas españolas. La operación costó 13 muertos y 21 heridos, en otra heroica operación. Varela herido escribió a su madre: “Me honro nuevamente viéndome herido por mi Patria”. Su madre le contestó: “Mi queridísimo hijo: hoy a las 11 de la mañana, cuando estaba leyendo en el Diario de Cádiz la brillante operación que con tu Harka habías realizado, recibo el rayo comunicándome habías sido herido nuevamente. ¡Orgulloso te encontrarás por ser muy honroso derramar la sangre por la querida Patria!. Yo también estoy, sin que con esto pueda quitarme el dolor que hoy siento de verte herido por cuarta vez y sólo pido a Dios que sea leve, como dices”.
Varela le contestó: “Queridísima madre: (…). La operación ha tenido una brillantez aplastante; ha sido de mucha importancia, tanto en el orden material como moral; he sido propuesto telegráficamente para la Medalla Militar y ya me la han concedido. Única recompensa que me faltaba, ya la tengo. Mi herida es leve, en el costado izquierdo, sin penetrar mucho. Siempre Dios conmigo y tengo fe que continuará en la misma forma…No te preocupes que no tengo nada, te aseguro por mi honor que estoy ahora mismo en la habitación escribiéndote ya levantado”. La medalla se la regaló su novia, Carmen de Movellán, hija de los marqueses de la Camarena Real y sobrina del General Primo de Rivera, con la que a pesar de haber tenido fijada la fecha de boda, luego se casaría con Dª Casilda Ampuero.
La Harka Varela tomó parte muy activa en el desembarco de Alhucemas. Al día siguiente de haber tomado el cuartel general de Abd el-Krim la madre le escribió: “Mi felicitación más grande y la de todos de esta casa por el feliz desembarco que hicieron las Fuerzas en Alhucemas. ¡Qué días de más impaciencia del 6 al 8, a las 12 hrs. del día que, según la prensa, ondeó nuestra Bandera en el Morro Nuevo!. Te veía emocionado y lleno de alegría en tierras de Abd el-Krim, queriendo vengar lo que desde el día 21 estaba en deuda pendiente y tú, como todos los buenos españoles, tenías deseos de pagar. El Sagrado Corazón de Jesús y María os protegió. ¡Cuántas gracias tenemos que darle y pedir siga protegiendo hasta el final que sea pronto y llene de gloria a España y colocarla a la altura que se merece”. El 28-09-1925, insistía: “En este momento recibo tu cariñosa carta y aquí imaginas mi alegría y la de todos los de casa al saber que te encuentras bien y muy contento por el triunfo que están ahora alcanzando nuestras armas. ¡Quiera Dios y todo termine bien con el acierto del mando y el heroísmo de las tropas!. Ya daba toda la prensa lo valientes que son tus harkeños. ¡No hay que preguntar quién es su Jefe!. Que saben que es el más valiente de todos. El Corazón de Jesús te libere de tanto peligro…. ¡Qué pena el pobre Capitán que te han matado!. Y considero el mal rato que habrás pasado con lo que tú quieres a tus Oficiales, ¡y tan valientes que son todos!”. (Continuará próximo lunes).