Hace unos días, concretamente el 6 de febrero pasado, Ceuta volvió a ser actualidad en todo el mundo.
Nosotros, el pueblo de Ceuta, vivimos más cerca que nadie la trágica muerte de 15 emigrantes subsaharianos en su intento de pasar clandestinamente a suelo español, y por tanto, europeo. No ha sido la primera vez, esperemos que sea la última, en que han muerto seres humanos en su intento de alcanzar un prometido, que no siempre real, sueño de una vida mejor. Recordemos los también tristes hechos acaecidos en el año 2005, donde murieron también jóvenes que intentaban pasar la frontera sur de Europa. Desde aquí, y antes de proseguir, mi pesar y dolor ante estas muertes, ante cualquier muerte, sea en suelo español, marroquí o en el desierto (donde el número de fallecidos en enorme, aunque eso no parece importar a ciertas ONG sólo prestas a las subvenciones y “mamandurrias” –vocablo actualmente muy al uso–, que el BOE y boletines de las CCAA continúan dándoles.
Es una pena la publicidad negativa que estos hechos significan para Ceuta, y todos los ceutíes, pero al menos, nadie se ha atrevido esta vez a dudar de la solidaridad y hospitalidad de los hombres y mujeres de Ceuta. Se han contentado esta vez con pedir el cese de todo lo que se mueve, desde el ministro de Interior, director general de la Guardia Civil, delegado del Gobierno, hasta el último número del benemérito cuerpo.
De la entrega y buen hacer de todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad nadie dudamos en nuestra ciudad. Ceuta, está y estará siempre con cada uno de sus institutos armados. Nosotros convivimos día a día con ellos, y sabemos de su servicio y sacrificio, muchas veces con la entrega de su propia vida en el intento de socorrer a los inmigrantes, (el año pasado salvaron la vida a 3454 inmigrantes). Pero los Cuerpos de Seguridad también están en nuestras fronteras para vigilarlas, en labor de protección y control. Gracias a ellos, vivimos tranquilos y seguros y, cuando cae la noche, nos acostamos confiados todos, incluso esos detractores e hipócritas que por captar un voto o desgastar al gobierno contrario, son capaces de ensuciar y poner en jaque cualquier pilar del Estado de Derecho.
Quiero también dar las gracias a los medios de comunicación de Ceuta por el seguimiento y labor desarrollada estos días, y muy especialmente a El Faro de Ceuta, que en sus páginas han dejado claro su sensatez y mesura al tratar este tema, como lo demuestran, entre otros, sus editoriales y comentarios de fecha 17 y 20 de febrero. El asalto con violencia agrediendo a las Fuerzas de Seguridad, tanto de Marruecos como de España, que controlan la fronteras de Ceuta, vuelvo a recordar, frontera sur de Europa, no tiene, ni se puede comparar, como torticeramente algunos hacen, con la emigración española en ciertos momentos de nuestra historia reciente. Lo que sucedió el día 6 de febrero en Ceuta, o sigue sucediendo en Melilla, al entrar a la fuerza atacando a los agentes, es un acto ilegal y reprobable (ahora en este punto de la lectura, los pijos-progres se llevarán, sentados en sus sofás, las manos a la cabeza), y por lo tanto rechazable.
Decir esto no está en contra de comprender a estos ciudadanos de Senegal, Mauritania, Níger, Costa de Marfil..., saber de su desesperación, de esperar y luchar por una vida mejor. Por eso, algunos ahora y antes, tratamos la emigración como un tema de Estado, y a nivel particular intentamos ayudarles aquí y en su lugar de origen, apoyando políticas de Estado a través de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores, o sufragando a ONG responsables como, por citar algunas: Manos Unidas, Cáritas, Médicos sin Fronteras, Cruz Roja... Otros sólo se quedan en consignas y frases hechas, eso sí, aderezadas con unas lágrimas ahora, que no en el 2005, tras un árbol.
Desde estas líneas, quisiera alentar a esa izquierda trasnochada, que en algunos casos llega a ser ruin, porque de la Izquierda Unida o Plural, se espera poco o nada, pero al Partido Socialista que ha gobernado esta nación, y es actualmente el primer partido de la oposición, no se le puede consentir palabras como ahora reproduzco del portavoz del PSOE en el Senado y secretario de Organización de ese partido hasta 2012, Marcelino Iglesias: “Permítame, señor presidente, que utilice una parte de mi tiempo para recordar a esos quince emigrantes que han muerto tiroteados en el mar”(Cortes Generales. Senado de España. Pleno. Sesión núm. 47 celebrada el martes 18 de febrero de 2014). Como iba diciendo espero, deseo y les aliento a que de verdad hagan lo mismo que en el periodo 2004-2011, criticar y luchar contra los verdaderos culpables de este drama humano: las mafias, que ven este tráfico de seres humanos un lucrativo y floreciente negocio.
Reseñar también mi apoyo al Gobierno de la Nación que ha comparecido a petición propia, a través del ministro de Interior, que tras declarar que ojalá no vuelva a ocurrir esta tragedia, garantizó a todos los españoles, que “seguirá trabajando en la lucha contra la inmigración irregular de acuerdo con la legalidad, con los procedimientos operativos ya consolidados y siempre con proporcionalidad y pleno respeto a los derechos humanos, asegurando por supuesto la custodia de nuestras fronteras”, y ofreció un titular “la actuación de la Guardia Civil en Ceuta es la misma que cuando gobernaba el PSOE”. El ministro, al igual que el delegado del Gobierno en Ceuta, en todo momento han dado la información que poseían, y han puesto a disposición del juzgado las cintas de lo ocurrido, demostrando la trasparencia de este Gobierno del Partido Popular.
No fue así en el año 2005, cuando gobernaba el Partido Socialista (lo de obrero se perdió hace mucho tiempo y la E de España andan en ello, muestras son las ideas sobre España como nación de naciones, o su postura respecto del pulso secesionista de Más, y en estos días su coqueteo con Bildu, para intentar gobernar en Navarra). Sugiero al señor Pérez Rubalcaba, no le cobro nada por la idea, que si cuando gobiernan son el Partido Socialista (PS), cuando están en la oposición, puesto que piensan y actúan al revés, podían llamarse (SP= Socialistas al Poder). En ese año 2005 y posteriores, el PSOE, desde el Gobierno pronunciaba frases como “si somos laxos con la inmigración ilegal, esa avalancha no hay quien la pare”. O las frases del ministro de Interior, señor Alonso, juez antes y después de su paso por el Gobierno, sobre el asalto a las vallas de la frontera en Ceuta en el mes de septiembre: “Las heridas de los 94 subsaharianos se deben a cortes de la propia concertina”. (Menos mal que llegó al Gobierno el Partido Popular en 2012, y la señora Valenciano, número dos del PSOE, ya pudo dejar de contenerse y llorar amargamente, eso sí escondida tras un árbol (no se especifica en los documentos escritos si era un pino o eucaliptus, tema por otra parte nada baladí. Menudo papelón va a hacer en Europa).
Hablando de papelones, no puedo terminar sin citar a la comisaria de Interior de la Unión Europea Cecilia Malmströn, a la que invito a visitar Ceuta, frontera sur de Europa. Ya que sabemos lo preocupada que está por lo que aquí sucede, espero siga el consejo de nuestro diputado nacional, Francisco Márquez, y venga a nuestra Ciudad, para conocer in situ, como es su deber, los problemas que generan esta inmigración ilegal y se ocupe de ellos. Una vez dominado el tema, ya podrá hablar, y dejará de imitar a esas ONG de suculentas subvenciones a las que ya me he referido, con sedes en Sevilla, Madrid ..., a las que animo a colaborar en la erradicación de este problema, luchando por estas personas en sus países de origen. ¡Qué gran trabajo podían desarrollar estos señores de Migreurop (hasta el nombre es cursi) en los alrededores del monte Gurugú o en las laderas de Castillejos o Tetuán, en vez de dedicar su tiempo en ser especialistas en comunicados y querellas a distancia!
Antes de concluir, mi ferviente deseo que pronto, tras las elecciones europeas, la señora Malmströn pueda liberarse de la pesada carga que es ser comisaria de Interior, y dedicarse a la gratificante tarea de contemplar los maravillosos fiordos en su Suecia natal. Terminar deseando que pronto podamos vivir en un mundo sin desigualdades, pero hasta que ese sueño de todos los que creemos en la igualdad y libertad de los hombres, se haga realidad, no caigamos en la demagogia barata y pensar que hoy podemos prescindir de nuestras actuales fronteras.
José Luis Sastre - Senador del PP por Ceuta