Que Cai es Cai “y aquí hay que morir”(por ser fino...) es un hecho cuando Febrero se pone el antifaz y el Concurso de Agrupaciones abre telón. Cai es tan sumamente suyo, que son capaces de prescindir de su mejor Final de Agrupaciones en pos de un chauvinismo tan propio de quien maneja el arte entre la miseria del carnavalero y la entelequia del autor.
No dudo, en ningún instante, que en Cai hay que morir aunque no se sea gaditano.., incluso, si me lo permiten, allí quieren morir hasta los que no son gustosos de esta desenmaquillada fiesta, que a veces nos descubre que de fiesta tiene poco.
Decir Cai en Carnaval, lleva implícito a los conocidos e ilustres autores que lo hacen posible: Rivero, Aragón, Carapapa, Bienvenido, el Sheriff o el Love. Una nómina de los llamados “grandes” que han hecho grande el mundo de las agrupaciones gaditanas. “Plumas que no escriben son versos que se pierden”, que diría Quevedo, (autor sin saberlo, de la chirigota “El Siglo de Oro”-), y en esto son culpables, -los unos y otros-, de que el enamorado de las coplas carnavaleras se quede sin su impertinente tarareo.
Que difícil entendimiento para quienes gustamos de sus “cosillas melodiadas”, de sus “historias musicadas” y de sus pensamientos con sabor a reivindicaciones que, tal y como están los tiempos, se echarán de menos. ¿Cómo es posible que todo un país de aficionados se quede sin los mejores ministros que se pudieran buscar? ¿Fuga de cerebros aprovechando la crisis?, o simplemente ego.
¡Padres de Cai! del Cai del hambre que con coplas se sacia (Los Trovadores); de la desesperación que en un pasodoble se reconoce (Los Yesterday); del paro y los desahucios que vestís de cuplés (Los Pringaos); del abandono escolar, donde la letra con estribillos entra (chirigota con clase); del cierre de empresas a ritmo de caja y bombo (Los del Piso de Abajo); del amor desencantado (Los Principitos). No busquéis a “Guadalupe”; ella se fue con “Los duendes coloraos” y “Los Puretas del Caribe” cantando “Los Aleluyas” al cielo de “Los Trasnochadores” de “El Golfo de Cadiz”. Ni tampoco busquéis en estas Semifinales o en la poderosa Final, a aquellos que son culpables de que nuestros sentimientos se estrellen contra el techo del Falla.
No sé, me da que tanto hedonismo les ha perjudicado, como en su día lo hizo con Martín, don Antonio, o con el “canalla” de Martínez Ares, don Antoñito. El primero, dijo basta y cuando se dice basta, se vuelve con más fuerza.., como así ha sido. Al segundo, lo mata el amor, las palabritas “sentías”, la pluma y la fama de los poetas que le cantan a todo lo que se mueve..., don Antoñito y su cuitas perversas que algunos en Cai, llaman euros. El caso es, que tanto pistolero sin duelo solo ocasiona muertos sin balas. Y de esto, el Falla, sabe y mucho.
Se muere el Concurso de Agrupaciones. Se muere por sus desdichas. Se muere por las coplas no cantadas y los poetas del monedero... Se muere el Falla desnutrido de plumas que le escriban y de verdades sin barquero. No hay concurso de coplas que pueda permitirse tanto destierro; ni palco malpagado que pueda olvidarse de los que faltan; ni gallinero ocioso que no se reivindique en los autores que no participarán. Son “la nobleza genealógica” de este carnaval gaditano donde las mediocres tendrán una oportunidad (con la salvedad de alguna puntera). Una “heráldica carnavalera” que deja huérfana de letras a toda una pléyade de aficionados a reir, llorar, vibrar y sentir y que, en esta ocasión, (ojalá que solo sea ésta) se tendrán que conformar con “lo que hay”.
Y es que Cai es Cai y aquí hay morir…Y cuando te mueras, volverán las plumas a correr sobre las libretas y entre las cuerdas de una guitarra para contarle a los gaditanos como se murió un aficionado esperando escuchar las letras de Juan Carlos Aragón, Los Carapapas, el Sheriff, Luis Rivero y el Love, amén de los Martínez Ares, Romero y Quiñones. Un ejército de copleros no puede permitirse tantos generales de baja. Pero insisto: Cai es Cai…