Cada tiempo suceden las mismas cosas. Ceuta es cíclica para todo. Lo es para que los gobernantes prometan siempre lo mismo y lo es para que nunca solucionen los problemas neurálgicos que tiene esta tierra. Si echan un vistazo a la prensa de los últimos años se darán cuenta de que narramos los mismos problemas sin que, a fecha de hoy, se hayan solucionado. El transporte, la sanidad, la educación y esa eterna frontera que se explota económicamente sin devolverle la dignidad requerida. Que los problemas no se solucionen tienen una sola explicación: siempre nos hemos rodeado de incompetentes, de mandatarios que buscaron calentar la silla y que se sacaron de la manga soluciones que, o bien de nada sirven, o se han mantenido en un tiempo demasiado breve para ser efectivas.
Por lo que no paso es por la hipocresía. Y esta se pone de manifiesto cada vez que la frontera entra en ebullición, tenemos conflictos con los porteadores y aparecen peperos y socialistas hablando de las medidas que pueden adoptar unos y las supuestas soluciones que dieron otros. Realmente no sé donde han podido perder la vergüenza si es que algún día la tuvieron. Llenarse la boca dando lecciones sobre cómo tratar a los porteadores cuando unos les dedicaron unas hermosas jaulas para transitar con mercancías y otros se sacaron de la manga protocolos tras el fallecimiento de dos mujeres después de meses mirando hacia otro lado a pesar de las advertencias... resulta un poco grotesco.
Pero ellos son así. Con tal de disponer de cierto espacio mediático, los políticos se suben a la palestra y opinan de todo lo opinable. Ahora toca la frontera, los colapsos, la presión que afecta al ‘Príncipe Felipe’ -ahora y antes-... después llega una campaña más dura contra las concertinas de la valla como si fuera algo nuevo y salen los portavoces de uno y otro partido con ganas de hambre mediática, buscando a la desesperada un protagonismo, con sus líderes haciendo el ridículo... burdos ejemplos de un comportamiento hipócrita desarrollado por quienes no buscan mejoras, no quieren arreglar problemas solo generan convulsiones, pan y circo, llenando un ego de marionetas que no creen ni en lo que dicen ni en lo que hacen.