Caballas emitía ayer una nota de prensa para denunciar el “secuestro” que el PP ha hecho del día de Ceuta. Viene, en resumen, a criticar en qué se ha convertido este acto y a solicitar un cambio radical. Claro, leer esto cuando Caballas ni ha acudido al acto oficial del pasado lunes suena cuando menos curioso. El PP tiene el día “secuestrado”, dicen. Pero resulta que la típica celebración del día 2 es la misma que la de hace unos años cuando los diputados de Caballas sí que participaban en el mismo, bien como UDCE o bien coaligados con IU. Los actos eran lo mismo. El mismo aburrimiento sin sentido oficial de antes como el de ahora. Pero los de Alí antes se sumaban a colocarse en la foto con los peperos y antes aplaudían los mismos discursos que ahora denuncian. Y no vale decir que el discurso es distinto. Los del presidente Vivas están cortados por el mismo patrón: españolidad, loas al Estado, el paro, la convivencia, cuatro notas poéticas más bien cursis que con sentido, y la llamada a la ilusión del pueblo caballa. Siempre dice lo mismo. Antes Caballas en forma de UDCE o UDCE-IU acudía a las Murallas a participar del acto secuestrado, y ahora evita estar presente y remiten una nota de prensa por cumplir.
Cuando menos, quien se hace llamar primer partido de la oposición porque lo es, tiene que ser congruente con sus ideas, y no jugar a ser radical cuando se le antoja o a parecer más de derechas que el PP con determinadas decisiones publicitadas. Quizá el problema de la coalición es que tiene demasiadas cabezas pensantes, multitud de voces dispersas y muchas ganas de enviar notas de prensa para todo y por todo que ni siquiera son consensuadas.
Cuando se trabajan bien sus propuestas, la jugada les sale redonda; pero cuando juegan a ver quién tiene ganas de trabajar en el partido, comienzan a aparecer las meteduras de pata o los personalismos mal llevados. Y claro, eso chirría.
No es que el día de Ceuta esté secuestrado por el PP. Es que ese día hace tiempo que no existe como tal. La clase política ha sido incapaz de hallar la vinculación de historia, sentimientos y pueblo. Hemos reducido la jornada a fotos, trajes de marca, alguna que otra medalla y los discursos de siempre. Así cada año, sin hacer calar en la ciudadanía un acto paralelo que lleve a reflexionar sobre lo que otras generaciones hicieron por la lucha autonómica.
Puede que no interese. A nadie nos sorprende ya el juego al que nos han acostumbrado populares y socialistas. Los dos, con mando en plaza, han sido incapaces de ir más allá de reuniones, debates y demás que no han servido para nada. El Día de Ceuta no es que esté secuestrado, es que los políticos se lo han cargado.