En su habitual estilo y con su particular manera de hacer la demagogia, típica de quienes saben que nunca ostentarán responsabilidades públicas, el diputado Aróstegui, en su columna El dardo de los jueves, realizó ayer unas afirmaciones absolutamente carentes de sentido y que creo son compartidas por una parte ínfima de la población de Ceuta, es decir de sus votantes, aunque me atrevo a aventurar que ni siquiera algunos de sus más fieles seguidores comparten estas tesis.
Yo desconozco en qué mundo vive el diputado, ni si es realmente consciente de la actual situación por la que estamos atravesando durante los últimos meses, en las que las Fuerzas de Seguridad han desarticulado una importante red de captación de yihadistas, operación cuyo silencio por parte de la formación política que co-lidera ya me llamó poderosamente la atención hace unas semanas, hecho que comente públicamente.
No sé tampoco si el señor Aróstegui es lector de la prensa nacional, donde se viene haciendo referencia desde hace ya varias semanas a la convulsa situación por la que están atravesando diversos países del norte de África, donde las amenazas y atentados perpetrados por el islamismo radical esta causando verdaderas sangrías entre la población de esos estados.
Así las cosas, y atendiendo a mi responsabilidad como delegado del Gobierno, tras consultar con los expertos en la materia, determinamos reforzar la seguridad en esta edición de nuestras Fiestas Patronales.
¿Con que objetivo? Sencillamente el de garantizar que los ceutíes tuviesen una Feria tranquila, que pudieran disfrutar de estos días de alegría juntos a los suyos evitando que nadie ni nada cambiara el rumbo de las cosas. A situaciones extraordinarias, medidas extraordinarias. Este delegado no para de recibir felicitaciones de los ciudadanos que han paseado este año por el recinto ferial, a quienes para nada ha molestado ver una presencia policial tan numerosa. Muy al contrario, regresaban a sus domicilios dejando a sus hijos en las casetas tranquilos y seguros de que nada les iba a ocurrir, como así ha sido.
Que un diputado de la Asamblea de Ceuta censure estas medidas le descalifica políticamente para ejercer cualquier cargo público. No se pueden ir mendigando votos por ahí a cualquier precio. Además, a la situación de la coyuntura descrita debemos añadir los alarmistas mensajes y los rumores difundidos por algunas personas a través de las redes sociales, que prenden como la pólvora y se extienden sin un fundamento lógico por toda la ciudad, y que vamos a perseguir. Con estos elementos y su inestimable ayuda ya tenemos todos los ingredientes para que se produzca una situación de pánico infundado absolutamente incontrolable.
Y desde mi responsabilidad eso es precisamente lo que he procurado evitar en la medida de mis posibilidades y sin faltar nunca a la verdad. Tranquilizar a mis conciudadanos de la falsa y dañina rumorología demostrando con mi presencia diaria en el recinto ferial que las medidas adoptadas eran preventivas.
Para terminar solamente dos preguntas señor Aróstegui: ¿Por qué le ha molestado a usted ver tanta seguridad en la Feria?
Yo, como delegado del Gobierno, no me dejo presionar. Y usted, ¿puede decir lo mismo?