Vivimos en un mundo de hipócritas y eso se nota en la respuesta que damos a situaciones idénticas según nos convenga. Lo advertimos en los casos de los ERE y Gurtel. Los jueces son chivos expiatorios, no profesionales independientes que tratan de hacer justicia con tanto golfo traidor. Hace meses AUGC titulaba su colaboración Dios no va a Misa. En nuestro artículo censurábamos las declaraciones que realizaba en un medio público, La 2 de TVE, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, donde se refirió a los homosexuales como “personas que se prostituyen y que promueven la corrupción de menores”. Censuraba sus palabras, no intentaba rebatir lo que decía, porque la insensatez y la estupidez eran evidentes.
Las declaraciones del estudioso del Corán Malik Ibn Benaisa, que califican a las mujeres que usan perfume como “fornicadoras”, o que deben de llevar “la cabeza baja”, son tan insensatas como estúpidas y, por supuesto, tan censurables como la del obispo Juan Antonio Reig.
Hablaba de que vivimos en un mundo de hipócritas, porque los que no le dieron importancia o aprobaron las palabras del señor Reig, ahora se llevan las manos a la cabeza por lo que dice el señor Malik; y los que le dieron mucha importancia y reprobaron las palabras de Reig, tratan de minimizar las de Malik.
Las repercusión mediática de las palabras de Malik puede leerse en todos los medios de comunicación y los canales de televisión han hecho popular la imagen del estudioso del Corán. Ceuta, una vez más, sale en los medios de comunicación por noticias que no dicen nada positivo de lo que tratamos de exportar fuera del Estrecho. En la ciudad no hay ceutí que no comentara la noticia con amigos y vecinos.
La libertad de religión y de pensamiento es un derecho constitucional y ese derecho tiene sus limitaciones en no trasgredir los derechos de los demás. Nuestra Carga Magna no hace diferencia entre hombres y mujeres. Somos iguales, mujeres y hombres. Iguales en derechos y en obligaciones. Un derecho conquistado por las mujeres tras sufrir durante siglos una discriminación social, laboral, política y sexual impulsada por hombres que se instalaban en el machismo más absoluto. Leyes hechas por hombres contra las mujeres. Hoy, nuestra Ley de Leyes, la Constitución Española, establece que no se puede discriminar a las mujeres por razón de sexo y, por lo tanto, mujeres y hombres llevaran la cabeza erguida.
Las mujeres de Ceuta y Melilla no dejarán de perfumarse porque un estudioso equipare olor a fornicación; tampoco se dejarán contaminar creyendo que los homosexuales promueven la corrupción de menores. Somos personas inteligentes y no nos dejamos manipular fácilmente.
Los españoles nos hemos ganado el derecho a vivir en libertad y en igualdad, independientemente del sexo. Somos una sociedad más preparada, justa y difícil de manipular. Somos capaces de digerir los discursos, de saber perdonar los excesos verbales y, sobre todo, no estamos dispuestos a dilapidar la convivencia por pensamientos que distan mucho de la realidad social del país.
Sin embargo, no está de más pedir a nuestros representantes políticos o religiosos que reflexionen sus discursos, porque desgraciadamente, algunos les dan una importancia que, en muchas ocasiones, ni tienen ni se merecen por su escaso valor moral e intelectual.