Qué maravilla, estamos volviendo a la época de Rinconete y Cortadillo! Porque, si nadie se ha dado cuenta, hoy estoy hablando de un político que junto a un líder sindical (de todos conocido) nos recrean de nuevo en la farmacia Sevillana del Siglo de Oro español. Porque, si alguien no se da cuenta este líder sindical (Monipodio) esta imponiendo sus criterios en la Asamblea de nuestra ciudad. Y éste no es un cualquiera. Es una persona inteligente, no un simple listo. ¡Que para eso maneja su cortijo o farmacia a su antojo desde hace mucho tiempo!
Y a modo de ejemplo, baste entre otras muchas cosas, que me callo, un hecho casi antiguo en la memoria de los hombres ceutíes. ¡Vamos, un hecho de hace unos pocos meses!, y fue la desaparición del elemento objetivo de la antigüedad en los planes de empleo, sustituyéndolo por el de idoneidad y necesidad. Argumento éste, totalmente arbitrario del que lo decide. Y todos sabemos quién va a ser el que decida esa idoneidad y necesidad. ¿O… alguien lo ha dudado alguna vez?
Sin duda el tal representante del grupo, que antaño estaba en la oposición –ahora aliado del Gobierno que lo alimenta–, sabe lo que se hace. Luego… ya sabemos lo que tenemos que hacer todos los necesitados de trabajo…¡A correr para refugiarse bajo su paraguas de protección y esperar sus mercedes!
Pero es que hay más. Porque, sin duda, nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con esmero y desde una tribuna, exigiendo a los demás… ¡Que remedio!... Que nos sometamos a ellas. Y al paso que vamos, nos marchamos al abismo, ya que casi todos los días vemos como a nuestros… ¿políticos? se les escapan las necedades de su vacío mental en aquello que se llama servicio al ciudadano, cuando se dirigen a los medios de comunicación y, lo que es peor, ¡al hacer del buen gobierno!
De acuerdo que nuestro sistema público esta lleno de imperfecciones, que todos vemos y leemos todos los días. Pero, sin duda, ¡nada más inútil para el buen gobierno que el sometimiento a la opinión pública! ¡Aspecto éste que no sirve ni siquiera para su propia inutilidad! Porque las cualidades enfermizas que nuestros dirigentes políticos nos muestran todos los días, a lo que nos están llevando. ¿Dónde está el ideario de los conservadores que tanto defendíamos los que creíamos en ellos?
Sin embargo, la envidia, la ambición, los celos, la venganza…y sobre todo el sueldo de aquéllos que fuera de la política o de los sindicatos, nunca podrían alcanzar, todas ellas motivadas por intereses personales, son tan patentes que fáciles de reconocer, observamos que son las que nos dirigen. Y por ello, que nadie se extrañe por que todos estos prohombres de la actualidad política y sindical busquen tan sólo papeles fáciles y menos arriesgados para mantener su popularidad.
El problema es que algunos ignoran el precio que exige la servidumbre y su necesario sacrificio, antes o después. Y por ello, algunos se asombran cuando se les exige su inmolación por su mentor y protector. Será porque…¡han olvidado que ése es el pago que la servidumbre voluntariamente aceptada, exige antes o después su costoso pago personal!
Y de verdad, cada vez me indigna más ver cómo con palabras, normalmente vacías de contenido, siguen nuestros políticos y sindicalistas empujándonos, mediante engaños, al adocenamiento y a que no veamos sus fechorías. ¡Vamos, que sólo nos quieren como mascotas amaestradas!