No todas las acciones a realizar tienen la máxima urgencia, pero todas ellas requieren prudencia en su realización, aunque el tiempo y los medios dedicados a ésta sean los que buenamente puedan ser, en cada caso concreto. Es cierto que cada persona tiene unas características determinadas pero, en cualquier caso, debe tener en cuenta la prudencia siempre para evitar cometer errores que, a veces, pueden abocar a verdaderos desastres. En muchas organizaciones y especialmente en las más importantes hay quienes se encargan del llamado proceso de la decisión y a él dedican todo lo que saben para determinar cuando y cómo ha de llevarse a cabo una determinada acción. La prudencia está muy presente en ese proceso y, en definitiva, es lo mismo que debe hacer toda persona para sus acciones.
Cuanto mayor es la importancia de la acción a llevar a cabo, mayor debe ser el cuidado a dedicar a cada uno de los aspectos de esa cuestión y son muchos los detalles importantes a valorar cuando se trata de llevar a cabo algo inesperado y que afecta, de formas muy diversas, al conjunto de la población de una Nación. Especial importancia obtiene la acción que se lleva a cabo por aquella persona que pueda ser considerada como líder.
Ese es el caso de las últimas manifestaciones del señor Aznar; manifestaciones que no han sido hechas a un grupo de personas, más o menos afines a su forma de pensar y actuar, sino que lo han sido para todo el mundo. No parece que haya actuado con la prudencia debida pues ni la ocasión demandaba una declaración de ningún tipo, de dicha persona, y mucho menos sobre las cuestiones que ha tratado en tal declaración pública. Es mucha la cantidad de personas que se preguntan por la razón, o razones, que hayan podido influir, poderosamente, en tal decisión y las conclusiones, por lo general, no son nada favorables al señor Aznar. ¿Es que acaso tiene interés en que el Gobierno de la Nación, con su presidente a la cabeza, dimita, o que sólo practique una política diferente a la seguida hasta ahora?
Hay opiniones contradictorias y el país se encuentra perplejo, cuando no inquieto, con lo dicho y con las reacciones expresadas públicamente por los elementos rectores de la Nación. Nuestro país sabemos bien que se encuentra en una situación muy difícil porque la economía se vino abajo y está costando bastante trabajo ir sacándola de esa grave situación. Desconocer esa situación y creer que hay varitas mágicas para solucionarla es vivir en un mundo irreal. Es cierto que hay gente que lo está pasando muy mal; ¿quién puede ignorarlo y sentirse ajeno a ello? Nadie hay que no sienta la gravedad de la situación en la que se encuentran muchas familias, debido al paro, pero hay que reconocer que se está actuando con honradez y diligencia.
El señor Aznar ha sido imprudente y debería pensar en rectificar. Antes que su opinión, que puede ser en algún caso interesante, está la lealtad que se debe a quienes se están esforzando en mantener al mejor nivel posible a nuestra Nación. Es una cuestión que necesita de mentes claras y voluntad firme de trabajar en ello, antes que hacer declaraciones imprudentes y bastante desatinadas.