Imagínense que, por cualquier motivo, se quedan sin trabajo. Imagínense que, comienzan a percibir la protección por desempleo y que la agotan sin encontrar, pese a buscarlo desesperadamente, un nuevo trabajo. Imagínense que, tras ello, y como último soplo a su economía, sólo les queda la ayuda del programa de recualificación profesional (PREPARA) cuya finalidad es reforzar y facilitar la participación de las personas desempleadas a través de ese programa y que les supone percibir alrededor de 400 euros a quienes estén en situación de desempleo de larga duración, tras agotar las prestaciones a las que tuvieran derecho y cuando acrediten rentas inferiores al 75% del Iprem.
Realmente no hace falta imaginar mucho, al menos aquí en Ceuta donde lo perciben alrededor de 1.400 personas, donde tenemos alrededor de 12.000 en paro y en un contexto altamente empobrecido tal y como reflejan todos los datos objetivos y estadísticos que se van publicando.
Tal vez por ello, sea especialmente insultante que el Gobierno haya sopesado siquiera la idea de eliminar esta última ayuda tras agotar todas las demás.
Plantearse la eliminación de cualquier ayuda social es altamente peligroso para cualquier sistema democrático puesto que supone desamparar a la población. Anunciar subidas en la cuantía, sin hablar de la letra pequeña escondida, es contrario a toda ética.
Y desde luego, recortar a quienes menos tienen y más necesitan no deja de ser el reflejo de la forma de pensar y de las prioridades de quienes no gobiernan para el pueblo porque no son capaces, ni por un instante, de ponerse en sus zapatos.
Tal vez lo peor, sean los intentos de manipulación a todos los niveles para sembrar la duda en relación a los perceptores de tan frágiles ayudas, dando por sentado que la gente pretende aprovecharse de ello. Puede que en algún caso exista la picaresca, pero esa no puede ser la excusa para creer que todo el monte es orégano. Sin embargo, estamos gobernados por quienes no cejan en el empeño de castigar a las economías domésticas alardeando de esos castigos como si los millones de españoles tuviésemos la culpa del declive económico nacional y ahora tuvieran que azotarnos.
Es curioso. El Gobierno no tiene dudas con respecto a la actitud de los grandes y sin embargo, cada vez que puede, pone en tela de juicio a las personas menos pudientes.
¿Realmente creen que se prefiere tener sólo 400 euros para subsistir en vez de un puesto de trabajo con un salario mínimamente digno? ¿Para cuánto creen quienes nos gobiernan que dan 400 euros, si entre ellos hay quienes no se ruborizan al decir que las pasan canutas cobrando más de 5.000 al mes de los fondos públicos?
Es ofensivo estar gobernados por quienes parecen desconocer la realidad siguiendo empeñados en apretar a la base de la población a costa de subidas impositivas, bajadas en ayudas sociales y sablazos a lo público, y es vergonzoso que pretendan tomarnos por tontos y hacernos creer que no hay alternativas.
Por supuesto que las hay, pero están muy lejos del Partido Popular.