Tiempos tumultuosos los que transcurren entre partidos de Eurocopa, paracetamol financiero y categóricos mensajes gubernamentales de firmeza que se contradicen cada semana un periodo del que, probablemente, algún día los historiadores podrán decir que fueron tiempos en los que todo el mundo se doctoró en Economía, o casi.
Inmersos en una sangrante batalla social en la que los derechos sociales conquistados y la dignidad se pierden a diario, la crisis económica se diluye en una extraña nebulosa cuyo origen es, tiempo al tiempo y según el orador oficial, Alemania, el BCE, Almunia, “los mercados” o la sempiterna herencia recibida; es decir, todo, y todos, menos el verdadero meollo de la cuestión. ¿Por qué? Una pregunta con respuestas encadenadas, sin duda.
En un mundo, el político-financiero (ambos conceptos van inexorablemente ligados), en el que nada se deja a la improvisación, la intervención de especialistas de las palabras ha resultado, una vez más, ser clave para desviar nuestra atención y anestesiar las posibles ganas de pedir cuentas.
Estas tinieblas de la comunicación son obra y gracia de los llamados “spin doctors”, una expresión inglesa que viene a describir a aquellos que, retorciendo las palabras, se dedican, pura y simplemente, a manipular términos al servicio del poder que siempre tapan, o directamente anulan, situaciones ciertamente desgradables para los que mandan.
Denominados eufemísticamente “expertos en relaciones públicas” o “asesores de Comunicación”, se les pudo ver actuar en la famosa “Operación Herradura”, en los Balcanes, para enmascarar las decenas de civiles caídos bajo el llamado “fuego amigo”. Nos los encontramos alarmándonos con la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar y preparar la invasión del país que, muy poco antes, era un aliado de los de “toda la vida”. Estuvieron en los albores de la Segunda Guerra Mundial, potenciando la imagen del judío como enemigo universal en la Alemania nazi y están afirmando en estos momentos, y sin pestañear, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades… Como si, por ejemplo, en Ceuta tuviésemos cinco hospitales, una ratio de 10 alumnos por aula o un transporte marítimo a precio de coste; creo que como ejemplo bastará para invalidar eso de “vivir por encima de nuestras posibilidades”.
Pero hagamos memoria: merced a los “retorcimientos semánticos” la crisis no era una crisis, sino ‘una tensión económica de la que ya florecían brotes verdes’, los parados son ‘personas en busca de empleo’ y los bancos no especulaban, sólo tenían activos tóxicos… Todo menos, evidentemente, que se supiese que todo este caos era la consecuencia directa de las prácticas de estos mismos bancos que jugaron -y siguen haciéndolo, claro- con nuestros ahorros y nuestro salario (ese que ahora nos recortan implacablemente) para ganar indecentes cantidades de dinero sin hacer preguntas y menos aún dar explicaciones.
Y ahora, la segunda respuesta en forma de “repreguntas”:
¿A quién le interesa destapar la olla del diablo y admitir que, en lugar de dedicarse a la economía productiva, los especuladores se han afanado en vender y comprar humo?
¿Por qué no se explica que, precisamente, la “economía productiva” es aquella que potencia el desarrollo y la investigación y lo que se ha llevado a cabo desde algunos despachos eran habilidades de trileros con corbata que han provocado la situación en la que estamos ahora?
¿A quién le interesa decir ahora que, además de no haber sido invitados a la fiesta, estamos condenados a pagar festín, orquesta y platos rotos?
¿A quién le interesa poner de relieve que, con las financiaciones que reciben a bajo interés los bancos, compran deuda pública a una tasa elevada (obteniendo un beneficio limpio de riesgos) o nos prestan el dinero a porcentajes imposibles?
¿Por qué no se aclara que el dinero no brota espontánemente de las cajas fuertes y es el producto de nuestro trabajo?
¿A quién le interesa que se sepa que la subida de impuestos irá a paliar el desastre económico provocado por los de siempre sin que -dicho sea de paso- nadie haya pagado judicialmente por ello, ni visos de que eso ocurra.
Evidentemente, y en todos los casos, ni al Poder económico ni a sus fieles chicos de los recados les conviene que se conozcan los recovecos del estercolero que tanto apesta Al sur del Edén y todos hacen lo posible, a la vista está, para que todo siga su curso sin luz ni taquígrafos.
Ya lo dice mi mañica preferida, si aun sabiendo todo esto (aunque sea a medias y con grandes censuras) no reaccionamos, estamos corroborando, día a día, que sarna con gusto no pica.
Que los spin doctors tienen trabajo para rato, es evidente, sólo hay que escuchar a los políticos, y que su trabajo es absolutamente efectivo se puede comprobar cada cuatro años. Lo dicho, de puta pena. Ahora le toca elegir campo, como siempre; esto es muy simple, con ellos o contra ellos. Desconozco si usted al final decidirá qué sendero tomar, o si tan siquera tomará alguno, pero de lo que sí estoy seguro es de que, tanto usted como yo, ya estamos pagando, y eso es muy fácil de ver por mucho que se empeñen los spin doctors y quienes los emplean.