Tras los luctuosos y desafortunados sucesos que vienen aconteciendo en esta ciudad en los últimos años, la elección del nuevo Delegado de Gobierno, tendrá mucho de decisivo sobre el futuro de todos los ceutíes, quizá más que en otros tiempos.
Si algo está quedando claro con los últimos acontecimientos, es que existen zonas diferenciadas en esta Ciudad, en las que el Estado de Derecho parece no existir las 24 horas del día, y en las que un grupúsculo de indeseables se dedica a armar la tangana día sí y al otro también, haciendo la vida imposible al resto de los habitantes de esta hermosa ciudad. Mientras tanto, la oposición aprovecha para venirnos con eso del manido racismo o la demonización de zonas, y los policías jugándose el bigote acuden heridos a los servicios de urgencias para que la mayoría de los vecinos de la zona puedan vivir en paz.
El nuevo gobierno popular que emane de las pasadas elecciones, deberá hilar muy fino a la hora de elegir quién deberá representar al Gobierno Nacional. En mi opinión tendrá que buscar a un hombre con más honestidad que artes políticas, con más juicio que prejuicios, con extensa experiencia en la aplicación del Estado de Derecho, con templanza y mano firme antes que agradecimientos y pleitesías, y con los suficientes arrestos para poder pasearse por Ceuta después de tomar las medidas que deberá tomar.
A mi juicio, son cuatro los principales obstáculos que tendrá que afrontar el próximo Delegado de Gobierno en esto de la seguridad ciudadana. El primero es al repunte y recrudecimiento de las actividades de la delincuencia organizada, algo del todo evidente debido a lo lamentablemente notorio que resultan.
El segundo, la focalización geográfica de los orígenes de la mayoría de las faltas y delitos que se cometen en esta ciudad.
El tercero, a la desmotivación profesional que tienen en estos momentos todos los funcionarios debido al recorte social y salarial que nos deja en herencia el PSOE. Será muy difícil pedirle más esfuerzos a quienes ya están dando el 120%, cuando se les ha reducido el sueldo, truncado perspectivas profesionales y recortado derechos de jubilación.
El cuarto obstáculo y no menos difícil, será evitar las desleales críticas de la oposición ceutí, que apelando a ideas fantasmas que solo ellos ven, estarán utilizando cualquier acción judicial o policial para intentar capturar a los cada vez más exiguos votantes que tienen.
Ha llegado el momento de que los dirigentes políticos estén a la altura de esos esfuerzos que tendrán que realizar jueces, fiscales, policías de toda índole y guardias civiles. El nuevo Delegado de Gobierno deberá predicar con el ejemplo de austeridad, sobriedad y decisión para rendir cuentas sólo a los ciudadanos a los que debe su servicio.