El actual Sistema Nacional de Salud es fruto de la acción decidida del Gobierno de Felipe González desde que, sin el apoyo de la derecha, aprobó la Ley General de Sanidad en 1986 una Ley que creaba un sistema sanitario de carácter público, universal, gratuito y financiado a través de impuestos, a la vez que recogía la descentralización como elemento clave del modelo, de acuerdo con la Constitución.
A día de hoy, uno de los ejes de la política en nuestro país debe seguir siendo el fortalecimiento de nuestro Sistema Nacional de Salud. Desde el Gobierno central y desde las Comunidades Autónomas se ha trabajado continuamente para su desarrollo, consolidación y mejora, bajo los principios básicos de universalidad, equidad y cohesión social, eficiencia en su oferta y resultados y con la mayor calidad técnica para toda la ciudadanía.
Los servicios sanitarios en España suponen un valor de enorme importancia para la sociedad. No sólo porque aportan mejoras significativas a la salud sino porque supone un valor importante para la economía y la riqueza del país, siendo actualmente la primera fuente de empleo.
Durante los 8 años de Gobiernos del PP, la sanidad pública experimentó un gran deterioro debido, sobre todo, a la ausencia de un compromiso presupuestario: el gasto público en salud en relación al PIB bajó del 5,92% en 1996, a un 5,47% en 2003. Actualmente estamos en un 6,5%.
El objetivo del PP era avanzar en la privatización del sistema sanitario, descapitalizando la sanidad pública en beneficio de la privada, tomando decisiones que debilitaban el SNS: deterioraron las instalaciones, congelaron la plantilla, los salarios no mejoraron como en otros sectores...
Cuando en 2004, el Gobierno volvió a manos socialistas, la sanidad pública se vio reforzada. Desde entonces se ha producido un gran impulso en las políticas de salud, consiguiendo que nuestro Sistema Nacional de Salud esté más cohesionado, garantizando la calidad de los servicios, la equidad y la transparencia.
Hace 25 años fuimos testigos de uno de los avances sociales más importantes en la historia de nuestro país. Hasta ahora, no nos podíamos imaginar una España sin una sanidad pública y gratuita, ni siquiera nos habíamos planteado que ese avance social propulsado por los socialistas pudiera verse en peligro en manos de un Gobierno de derechas. Pero esta es la triste realidad, nuestra sanidad está en juego, y no lo digo yo, lo afirman los propios dirigentes del PP cuando nos hablan de copago.
Estas son las políticas de la derecha, preocupándose sólo de aquellos que tienen un elevado poder adquisitivo puesto que, si finalmente se implantase la figura del copago, mucha gente tendría problemas para acceder a los servicios públicos de los que hoy, gracias a políticas sociales de los gobiernos de izquierdas, podemos disfrutar todos y todas.