Cada día es más frecuente que los que pretenden ser los creadores, publicitadores y guardianes de nuestras ideas procuren huir de la realidad a base de difuminar las mismas. En algunos casos edulcorándolas, en el peor de ellos, dándoles forma estilizada a la mayor de las patrañas, aparentando siempre darnos sopas con honda en materia lingüística.
Desde la manida y sobreutilizada ‘desaceleración económica’; ya sea esta intensa, abrupta o cíclica, ha llevado a desacelerarse a millones de familias en la, de momento, conocida como España. Es fácil encontrarse por la calle a personas, que para ser políticamente correctos, denominamos ‘personas de color’ y que indefectiblemente nos traen a la cabeza el color del presente y del futuro que, aparentemente, nos aguarda. Hay otras que rozan la perversión cuando oyes eso de ‘una belleza exótica’ o una figura ‘rebosante de salud’. Saliendo de alguna que otra boca puede ser la daga más afilada en manos de un lanzador de cuchillos miope.
Todavía recuerdo una publicitaria sobre las ‘bebidas espirituosas’, y me imagino frente a mi señora intentando explicarle, entre balbuceos etílicos, que lo que traigo de la calle es una sobrecarga de espiritualidad. Una que me llamó poderosamente la atención fue esa de: el paciente tenía lesiones ‘incompatibles con la vida’. Vamos que está claro que hasta para diñarla hay que ser exquisitos. ‘Faltar a la verdad’, en eso hay numerosos y auténticos profesionales de los de Master en la Royal False School, que son capaces de meter cincuenta en una misma frase, eso sí, sin despeinarse y sin que desaparezcan de sus caras la más de sus irónicas sonrisas.
Una de las de todo a cien fue la de ‘soluciones habitacionales’, vamos que te ofrecían casitas de las de Pin y Pon haciéndote creer que teniendo una como el Palacio de Liria corrías el grave riesgo de que apareciera una Duquesa marcándose unas esperpénticas sevillanas. Aunque algo que es el pan nuestro de cada día, y siendo imaginativos, facilitaría más la labor de los secretarios de los juzgados ayudándoles notablemente en la ejecución de las hipotecas de las ‘soluciones habitacionales’, simplemente llevándoselas bajo el brazo. Y algo “pa nota”, denominar a los pacientes sanitarios, ‘usuarios del sistema’. Creo que como se está poniendo actualmente la sanidad pública, pues eso, más pacientes que nunca. Aunque alguno que otro en ocasiones pierda dicha paciencia; y aun siendo de nuestra hermana, cercana y conocida Lituania empiece a repartir estopa y hostias como panes al personal de turno.
Ya por último, eso de ‘caerse de las listas’. Está claro que a algún que otro político lo ha venido a visitar anticipadamente PaPá Noel, al olor de una pírrica victoria. Abocando a otros que llevan bastante tiempo “currandoselo”, con un extenso bagaje políticos, dedicación, cercanía con los ciudadanos y años de lealtad al mismo partido. Con meritos más que suficientes, pues eso, a tener la dignidad de retirarse voluntariamente sin hacer ruido. Como yo soy más de los de la tierra, me quedo con San Nicolás que los PaPá Noel llegan a nuestras casas de tierras lejanas, colándose por las chimeneas y, aunque tienen fama de ser brillantes y eficaces en sus encomiendas, nunca tenemos claro a donde llegaran catapultados por sus mágicos y magníficos trineos.