Cuando la situación se vuelve inversa y las circunstancias nos hacen apretarnos el cinturón, no tenemos más remedio que mirar a nuestros alrededor y analizar nuestras posibilidades. No son muchas las oportunidades que nos da nuestro mercado laboral para prosperar, donde la oferta es escasa e indigna para un país del primer mundo, llevándonos a una situación extrema y delicada para nuestro crecimiento.
Alinearse bajo unas estrechas condiciones establecidas supone tomar el camino de la frustración para muchos jóvenes que si pudieran se abrirían a otros campos más interesantes y más adecuados a su perfil.
Modificar y adaptar ciertas aptitudes encerradas en sujetos con mucha facilidad para desarrollarse en campos que le son esquivos por la falta de un contexto económico y social adecuado, relegándolos y abandonando un sinfín de propuestas innovadoras e interesantes.
Ni que decir tiene lo adverso del escenario vital de nuestra realidad, cuando el gobierno tiene la intención de dar la nacionalidad a todos aquellos inmigrantes con contratos y a sus cónyuges aunque estos últimos no tengan empleo (una situación insostenible por la cantidad de extranjeros y la oportunidad para muchos de nacionalizar a sus supuestas parejas, colmando las listas del desempleo y aceptando contratos basura).
La llegada de inmigrantes que se agarran a condiciones de empleo irrisorias perjudica al crecimiento social, aceptando unos salarios muy distintos a los habituales en ciertas faenas en otras partes de Europa. Habría que impulsar la oferta laboral, pagando como se debe empleos a los cuales no recurren los españoles por esa falta de incentivo económico (por eso seguimos yendo a la vendimia a Francia con sueldos proporcionales a las tareas realizadas, mientras aquí trabajan el campo inmigrantes por una miseria de sueldo y condiciones sobrehumanas permitidas).
Aun así debemos valorar nuestra juventud y darle la oportunidad de expresar sus motivaciones para crecer laboralmente y con perspectivas en ser sus propios jefes, buscando el porvenir sin tener que recurrir a complicadas oposiciones para trabajos para los cuales no tienen ni vocación ni actitud pero para los que se aprenden al dedillo extensos temarios. No todo el mundo necesariamente tiene que ser policía, bombero, profesor sólo por asegurarse una seguridad a fin de mes, alcanzar otras metas y abrir la diversidad del mercado laboral es una obligación para aquellos que se ocupan de orientar las necesidades de nuestro panorama socioeconómico.
Buscar nuevas posibilidades para patrocinar y respaldar iniciativas que desplieguen empresas de todo tipo, desde cooperativas en sectores básicos como el alimenticio o el sector servicios, a becas a brillantes universitarios con proyectos empresariales de distinto calado. Siempre manejando estudios de mercado para crear negocios rentables desde la manufactura a nuevas sociedades dedicadas a diversos ramos (hostelería, mecánica, moda y un largo etcétera en donde también se podrían crear actividades relacionadas con los medios de comunicación y prensa abriendo el abanico de la opinión). Intentar eliminar tasas y aranceles sería fundamental para ser negocios con aspiraciones y poder competir a nivel nacional e internacional, buscando condiciones especiales y favorables para nuestro comercio es una de las cuestiones más importantes.
Bases de empleos reales, duraderos, efectivos y sin aderezos llenos de acciones de cara a la galería con el mismo tiempo de efecto que una pompa de jabón.
Las grandes naciones son ejemplos de empresas privadas actuando como base para la fuerte estructura de sus economías, siendo el motor verdadero a impulsar, renunciando a buscar el calor del estado y las instituciones, porque sin la fuente de ingresos que generen capital no es posible que crezca una nación. Sólo apoyando a la empresa privada alcanzaremos a repartir las riquezas que producen y así abandonar la tónica actual viciada y acostumbrada a repartir la miseria.
Dejemos a la luz nuestros potenciales, aprovechémoslos sin ahogar sus a priori facultades en el fracasado modelo de crear empleos desprovistos de creatividad, de posibilidades de ascender, sin contestación alguna a las necesidades que nuestros jóvenes demandan.
Demos herramientas para revindicarse y avanzar sin excedencia de cupo, ni corte de nota, ni lupa de apellidos beneficiados… alumbremos la senda a la personalidad, a las mentes privilegiadas con ideas llenas de soluciones y a las propuestas que nos permitan cambiar.