Arranca el U.S. Open 2010 y con su apertura se despliega toda la pléyade de tenistas dispuesta a imponerse en las duras pistas norteamericanas del último “Grand Slam” del año. Pero sobre todos ellos se irgue sólo uno como favorito del campeonato: el incombustible Roger Federer, último vencedor del Masters 1.000 de Cincinnati. Pese a las dudas que le han rodeado y a su decepcionante paso por Roland Garros y Wimbledon, en pista dura ha demostrado un destacable nivel que, si bien es cierto no se acerca a sus mejores años (en especial a sus apoteósicas temporadas entre el año 2004 y 2007), sí parecen suficientes para hacer frente a sus. grandes rivales.
Su gran amenaza, el español Rafa Nadal, no ha estado fino en los torneos norteamericanos previos al “Grand Slam”. En todos ha hincado la rodilla antes de tiempo y ante rivales cuyas aptitudes distan de equipararse a las del manacorí. El serbio Novak Djokovic tampoco ha demostrado el talento que se le presupone. Y el escocés Andy Murray ha dejado luces y sombras, ganando el torneo de Toronto frente a Roger Federer pero cayendo ante el estadounidense Mardy Fish en Cincinnati.
El resto del “top ten” compuesto por Soderling, Davydenko, Berdych, Verdasco, Roddick y Ferrer no parece que pueda plantear serios problemas partiendo de lo que hemos visto en los últimos partidos. Tal vez la motivación del yanqui Andy Roddick pueda sorprender, o los mismos destellos de Davydenko. Por abajo, los también norteamericanos John Isner, el anteriormente citado Mardy Fish y Sam Querrey puedan dar alguna sorpresa, más por corazón que por condiciones, exceptuando a Fish y su magnífico estado de forma; el argentino David Nalbandián y su intermitente magia completarían el cuadro de las posibles sorpresas. El joven compatriota de este último y ganador de la anterior edición del U.S. Open, Juan Martín del Potro, desgraciadamente no podrá defender su título. Una gran baja y un impedimento menos para que los cuatro que encabezan el ranking se hagan con el “Grand Slam” americano.
Especial sería vencer en el torneo para Rafa Nadal, quien completaría el “Golden Gran Slam”, es decir, haber conseguido al menos una victoria absoluta en los cuatro grandes torneos (Wimbledon, Roland Garros, Australia Open y U.S. Open) además de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos. Pese a ello, el español aún tendría un gigantesco agujero en su palmarés: la Copa de Maestros. Por su lado, en caso de alcanzar el éxito, Murray sumaría su primer gran torneo, mientras que Djokovic revalidaría el triunfo de 2008, y Federer se haría con su sexto botín, una marca apabullante. Apartando la condición física, es incuestionable que motivación no puede faltarle a ninguno de los cuatro favoritos para hacerse con el título.
La veda, pues, queda abierta, en mano de los favoritos y de las sorpresas que no suelen fallar en un evento de estas características. Por mi parte espero que el suizo Roger Federer desenrolle el potencial que, por edad, le resta, y sume su decimoséptimo “Grand Slam”. No cabe vacilación sobre lo complicado de esta hazaña, sobre todo por la resistencia física necesaria para soportar hasta cinco sets en el caso que se lleguen a dar, pero todos sabemos que cuando el maestro Roger exhibe su prodigiosa técnica nada parece imposible. Esta vez no debería ser menos, siempre que el acierto y el físico le acompañen; lo cual, a pesar de todo, no deja de ser una incógnita.