La calidad del aire que respiramos es una garantía para nuestras vidas, volverse sumiso y llenar nuestros pulmones de sustancias nocivas para el organismo humano supone una bofetada al futuro de la salud de todos. Es un acto de responsabilidad denunciar y luchar por la calidad del oxígeno que respiramos. En Ceuta nos encontramos con una fábrica de la luz situada cerca de distintos núcleos de población (según sople el viento), tanto con levante donde afecta a los barrios del extrarradio de la ciudad, como con poniente que afecta al centro de la ciudad. Sé de las muestras de aire tomada en distintas zonas, de las pruebas hechas para garantizar el oxígeno de la zona, pero tras estar unos cuantos días viviendo y respirando a bastante metros de la fábrica debo decir que es asfixiante y que hay horas donde el humo es mas denso y parece más un tubo de escape de un camión que una bahía de una población junto al mar.
Nuestra limitación geográfica nos obliga a ceñirnos a ciertos espacios para instalar fábricas, factorías, depósitos, etcétera… pero debemos diferenciar, discernir y separar nuestros intereses energéticos con la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Vivimos una era de cambio, donde se buscan energía renovables que dejen aparcada una industria obsoleta, buscando la diversidad de recursos energéticos para poder renunciar a una contaminación precursora de los males naturales de nuestro planeta y principal culpable de las enfermedades que asolan todo el mundo, desde las naciones más prosperas a los países subdesarrollados…
Cambiar un mundo entero se convierte en una labor imposible, porque los intereses políticos manejan la industria a su antojo, dominando el petróleo, gas y sin querer darle un vuelco a la situación. Por ejemplo el coche eléctrico o híbrido es una realidad que avanza lentamente en el mercado, aunque su alto coste y ciertas motivaciones orientadas frenan aún la solución a tanta polución.
Sacar a nuestra ciudad de esa nube de humo sería un primer paso y un ejemplo de respeto al medioambiente, apostando por energías renovables tan en boga en la actualidad. Ceuta dispone de días de viento suficiente como para hacer una planta eólica que supere la potencia de la fábrica de la luz, por no decir la de días de sol que gozamos al año y que podrían dotar a la ciudad de una planta solar que complemente a la eólica. Una inversión justificada para tener una ciudad autosostenible energéticamente (por no hablar de los cientos de puesto de trabajo, tanto en montaje como de mantenimiento, que exigirían a las empresas a dar formación y trabajo a muchos ceutíes desempleados).
Otro temor que nos acecha es la planta de Biodiesel, acercando a nuestra ciudad una instalación de combustibles para los barcos y haciendo de nosotros otra Bahía de Algeciras, con todo lo que eso conlleva: barcos encallados, pérdidas de combustible, contaminación y enfermedades que han crecido de la mano de ese tipo de industria.
Respirar aire puro es darle salud a los pulmones de la ciudad y eso es un compromiso de todos donde debemos estar a la altura de las circunstancias y eligiendo a personas involucradas y preparadas en esta labor.