La encuesta realizada por el CIS y publicada íntegramente en la edición de hoy ofrece datos que resultan ser bastante definitorios de la realidad que comienza a dibujarse en este pueblo. Si le echan un vistazo -merece la pena- se toparán con porcentajes cuanto menos dignos de análisis. Uno de ellos lo publicábamos ayer: más del 90 por ciento de los ceutíes dice sentirse muy orgulloso de ser español. En ese elevado tanto por ciento, que prácticamente refleja la totalidad de este pueblo, se incluyen ciudadanos de las distintas confesiones religiosas. Es algo que, por tanto, viene a desmontar las teorías reflejadas en otros estudios sociológicos sobre la tendencia de la población musulmana a la ideología promarroquí. El futuro de este pueblo pasa precisamente por eso, porque llegue un momento en el que uno no se pare a pensar si el vecino que tiene al lado es moro, hebreo o hindú. Cuando eso deje de pasar tendrá sentido la propaganda mediática con la que nos bombardea, porque le interesa, la Ciudad a través de ramificaciones como la Fundación Convivencia y sus debates por ediciones.
En Ceuta y Melilla aún prevalece ese complejo de tener que demostrar hasta la extenuación que se es español. Y eso pasa por despreciar a todo aquello que según ese reduccionismo mental no representa los colores de nuestra bandera, dando lugar a debates que carecerían de sentido de Algeciras hacia arriba pero que aquí, por un inexplicable fenómeno de la naturaleza, cobran el papel de razón de Estado.
Los discursos de los mandamases terminan rodeándose de un excesivo número de palabras que se refieren explícitamente a lo español y hasta las autoridades dependientes del Gobierno central se ven en la necesidad de apuntillar este extremo entre anuncio y anuncio de obra millonaria.
Es un sinsentido convertido en esquizofrenia masiva que hace hervir los corazones de la vieja guardia y que porcentajes como los difundidos por el CIS terminan de tumbar. El 94’4% de los ceutíes dice sentirse muy orgulloso de ser español. Ese es el mensaje obtenido por un organismo tan fiable como este centro sociológico tras el cual ninguna mente perversa puede pensar que existe manipulación política alguna. Tras esos ceutíes hay una masa en la que no cabe diferencias. Cuando en este pueblo dejemos de separar a unos y a otros por su origen religioso se terminarán muchas trabas. Es el error mayúsculo en el que caen todos y que termina viéndose como algo llamativo y sorprendente por los llegados de fuera. Por algo será.