E s obvio, a estas alturas de la película, que en nuestro jodido país Zapatero y sus adláteres del gobierno socialista han cometido una enorme estafa política, eso sí, con la inestimable ayuda de minorías parlamentarias, que veían de este modo la manera de llevarse unos ‘cuartos’ para sus Autonomías y, sobre todo, con dos cooperadores necesarios como son UGT y CCOO. Es conocido que estos dos sindicatos apenas han movido un dedo contra el estado de cosas que se nos venía encima. Desde el año de gracia de 2008 en que se empezaba a divisar en el horizonte ciertas inestabilidades financieras, ese aficionado aprendiz de brujo de nombre Rodríguez Zapatero ha venido negando la realidad a pesar de que ésta empezaba a desmoronarse a su alrededor. En efecto, ese insensato incompetente, como lo llama Antonio Burgos, ha hecho caso omiso de cualesquiera advertencias ya viniesen del FMI, de la UE, del Banco de España o del mismísimo infierno, pero, claro, el cantamañanas de Zapatero contaba como aliados a los sindicatos financiados de UGT y CCOO. Por eso, a este respecto, en España flota una extraña e inquietante paz social producto del sometimiento del presidente del Gobierno a los líderes sindicales, antes a Fidalgo, ahora a Toxo, y a Cándido Méndez. Por supuesto, si un gobierno de derecha hubiera quebrado el país como lo ha hecho Zapatero, España estaría ardiendo en estos momentos por los cuatro costados. No es difícil adivinar el comportamiento que tendrán estos sindicatos “protectores de vagos”, (Gómez Navarro), cuando el partido popular se haga cargo del Gobierno. Doble contra sencillo que le harán la vida imposible y sacarán las masas a vociferar a las calles. Si no, al tiempo. El dirigente filosocialista de UGT, Méndez, manifestó en su momento que no llaman a la huelga general para no hacer el juego al PP. ¿Habrá una indignidad mayor hacia la clase obrera? Ello da idea del grado de sectarismo que corroe a este ¿líder? sindical.
Si el ministro socialista José Blanco dijo que “me revuelve el estómago ver a Rajoy disfrazado de Robin Hood”, a mi me revuelve el estómago ver el comportamiento cómplice que los dirigentes de UGT y CCOO han adoptado durante estos casi tres años de crisis. Para vomitar. Se comprende esta actitud sindical cuando uno se entretiene en echar un vistazo al BOE. CCOO y UGT recibieron en 2008 y 2009 al menos 170 millones de ayudas directas del Gobierno. En el BOE de 24 de febrero, les otorgó casi 12,4 millones respecto a 2009 para “actividades” sindicales.
Hasta el mismo lunes pasado les fueron asignados a ambas centrales 16 millones para cerrarles la boca cuando Zapatero ponga en práctica su reforma laboral. No se trata, como se ve, compañero de página José Aureliano, de que Rajoy anda pidiendo “que no se les dé dinero para formación a los sindicatos”. Seamos serios, compañero Aureliano, no todo el dinero es para formación.
A este respecto, el filocomunista Toxo ha manifestado, con motivo de los últimos 16 millones, que CCOO tiene suficientes afiliados como para no necesitar esas asignaciones. ¡Adelante con los faroles, Toxo!, pero no tendrás las agallas que hay que tener para devolver todo ese dinero que se os han concedido.
Ese dinero es de todos los españoles, compañero filocomunista Toxo.
Ahora UGT y CCOO hacen amagos de sacar al personal a la calle si Zapatero no rectifica. ¡A buenas horas, mangas verdes! Se comprende que ambas centrales han de hacer algún movimiento para que no se les vea demasiado el plumero, para cubrir las jodidas apariencias. Por lo que a mí respecta, no seré yo quien me ponga detrás de ninguna bandera ugetista ni ‘comisionista’, ni mucho menos detrás de los Aróstegui, de los Gil, de los Palomo, de los Barrientos, de los Lobato, de los Pérez, de los Chaves, de los Eloy y demás fauna. ¡Ahora no, compañeros! De ninguna de las maneras, detrás de liberados, que viven a cuerpo de rey, y que nunca serán despedidos por aplicación del Estatuto de los Trabajadores. Por eso se pelean por ser liberados. ¡Hombre, así cualquiera! Nadie que tenga dos dedos de frente se pondrá detrás de estos personajes. Habría que hacer, eso sí, una manifestación a las puertas de UGT y CCOO para recordarles su connivencia con Zapatero y sus secuaces. Ellos son cooperadores necesarios de nuestra ruina.
El drama –como dice Salvador Sostres– es que las relaciones laborales en España estén secuestradas por los sindicatos y que patrón y trabajador no puedan entenderse libremente, y que es, asimismo, un drama que los sindicatos justifiquen su injustificable existencia a través de la confrontación del empresario con el trabajador. Habría que abolir los sindicatos y los convenios. Y todos estos miles de liberados que nos cuestan un ojo de la cara, al ‘tajo’.