La cocina garantiza su servicio más días por la remesa de un empresario díscolo.
Novedades en torno al impago que afecta a la plantilla y a los proveedores del servicio de catering del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). José Manuel Ruiz, gerente de la Panificadora Septi y portavoz de los afectados, tuvo ayer conocimiento de que un delegado de Global Food Managment –empresa que tiene la concesión– vendrá a la ciudad autónoma en los próximos días para negociar el abono de la deuda: unos 200.000 euros a quienes abastecen de víveres al centro del Jaral y la nómina de abril a los trabajadores. El encuentro podría producirse hoy o bien la semana que viene, en concreto, el lunes o el martes.
Ruiz sopesó que la reunión podría celebrarse en la Delegación del Gobierno, sentando así a todas las partes implicadas en este conflicto –incluido empleados–. El portavoz de los proveedores consideró que sería el marco adecuado para sellar un acuerdo por el cual la mercantil se comprometería al cumplir con el contrato que mantiene con el Ministerio de Empleo.
La cocina del CETI que, en función de las fuentes consultadas, solo tendría víveres para atender a los 700 residentes hasta hoy o el domingo, tuvo ayer una bocanada de oxígeno con la recepción de una partida de alimentos –congelados– de uno de los seis proveedores que rompió el frente que cerca a Global Food Managment, a fin de que satisfaga sus obligaciones. A este empresario díscolo, que se ha desmarcado del resto del grupo, se le unió el suministro de pan a través de otra empresa, distinta a la que regenta Ruiz.
El gerente de Septi aclaró que en ningún momento critican que la Dirección del CETI o la Delegación del Gobierno tengan que garantizar el abastecimiento del centro del Jaral recurriendo a otras empresas. En cualquier caso, el Gobierno de la Plaza de los Reyes cuenta con una partida para casos excepcionales como éste, es decir, que dispone de capacidad y medios para salir adelante, al menos, de momento. “No queremos boicotear al CETI ni a la Delegación, solo recuperar la tranquilidad que hemos tenido en los últimos 16 años”, explicó este representante, quien solo espera que la adjudicataria esté al corriente de pagos con ellos y la normalidad vuelva a sus negocios.
Los empresarios locales desconocen los motivos por los que Global Food desatiende sus facturas ya que, aseguró Ruiz como ya hiciese UGT, la Administración le paga religiosamente. Sus sospechas apuntan a que las cantidades que ingresa finalmente revierten en otras sociedades que forman parte de su grupo empresarial.
La intención de los proveedores, además de embolsarse su dinero y, por solidaridad, desear lo mismo a los trabajadores de la cocina, es que la Administración General del Estado tome conciencia de que aceptar ofertas temerarias “trae estas consecuencias”.