Se lo encontraron desorientado, con mucho miedo y frío, por la barriada de La Reina.
Operarios de Trace atendieron en la mañana de ayer a un inmigrante que dijo ser de Guinea Conakry y que acababa de entrar de forma clandestina en la ciudad. A ciencia cierta nadie sabe cómo apareció en La Reina, desorientado y empapado. Fue así como se lo encontraron unos trabajadores de la empresa de limpieza, quienes dejaron sus labores para prestar ayuda humanitaria al joven, de no más de 18 años.
Los empleados que estaban de servicio le pusieron su propio chaquetón para que entrara en calor y le compraron agua y comida, metiéndolo en su propia furgoneta para resguardarlo de la lluvia. Tras el aviso al 112, se presentó una unidad del ERIE de Cruz Roja así como la Policía Nacional. Tras comprobar que se encontraba bien de salud se derivó su ingreso en el CETI.
Aunque el inmigrante dijo que había venido por mar, las pesquisas policiales apuntan a que entró oculto en algún vehículo que lo abandonó por el extrarradio, merodeando después por la zona hasta que dio con estos trabajadores, ya que ni sabía en dónde se encontraba además de que estaba asustado.
Es el mismo perfil que se repite en todas y cada una de las entradas que vienen repitiéndose desde hace más de un año. Entradas que son favorecidas por las pequeñas redes que trabajan a un lado y otro de la frontera y que se dedican a captar inmigrantes al otro lado para, después, facilitar su entrada en vehículos adaptados precisamente a esta función.
El caos que impera en la frontera hace imposible ejercer un control sobre cada uno de los turismos que entra, además de que los pasadores aprovechan las franjas que hay más presión para facilitar el acceso al inmigrante.